Ceniza en la boca: la dura realidad de la migración y la discriminación en la novela de Brenda Navarro

«Ceniza en la boca» es la segunda novela de Brenda Navarro que cuenta la historia de una familia migrante y su lucha por la supervivencia en un mundo que los margina. Con un estilo directo y emotivo, la autora retrata las dificultades que enfrentan los invisibles en una sociedad injusta y desigual. En este artículo, descubrirás más sobre esta conmovedora novela que da voz a los que no tienen voz.

La segunda novela de Brenda Navarro da voz a los que no tienen voz. Escrita en primera persona, diálogos y recuerdos se mezclan con un estilo directo plagado de voces y palabras en inglés, mexicano, catalán y castellano con las diferentes onomatopeyas que adquieren especial relevancia. Contada muy deprisa, como un desahogo que da verosimilitud al relato.

El monólogo interior recrea la historia que empieza y termina con el suicidio del hermano de la protagonista, Diego.  La enorme dificultad del desarraigo, la desigualdad, la precariedad laboral, los efectos de la migración en la segunda generación y la dificultad de asumir una lengua y una cultura que no se sienten propias.

Yo esperé hasta la hora del almuerzo en el Passeig de Sant Joan. La cita la tenía a las once y media, la mujer que iba a entrevistarme para cuidar a sus hijos nunca llegó. Me moría de hambre, pero seguía sin acostumbrarme a los desayunos de café y pan con tomate y pagar casi cuatro euros por eso. Me sentía sola. Ya iban tres referencias de personas que decían ser cercanísimas a Martina y que me había prometido trabajo y todas me fallaban. Yo no tenía tanto dinero. Extrañaba mi casa, pero no quería regresar. Caminé hasta llegar a la esquina en donde estaba la Casa Batlló. Me gustaba el edificio y, aunque la marabunta de turistas no dejaba ver la entrada, me conformé con ver los ventanales. Le escribí por segunda vez a Martina por el teléfono y luego choqué con una pareja de hombres acaramelados que no quisieron soltarse la mano para llegar a la taquilla. Como si desde sus casi dos metros de altura, no hubieran podido percatarse de mí. O justo porque lo hicieron, no repararon en ignorarme. Pendejos, pensé. Culeros. Lo que queda es que aceptes ser interna, me respondió Martina en su mensaje. Todo viene a la vez, pensé. Todas las complicaciones llegan juntas, como si quisieran competir entre ellas a ver cuál es la que nos hace perder la cabeza. Una pequeña escalera, un pequeño pedazo de alfombra y tropecé de nuevo, esta vez con un grupo de mujeres que iban de compras en ambas direcciones del paseo, como si estuvieran en una gran manzana. Hice como que me formaba en la fila para comprar entradas al museo para no verme tan torpe, tan fuera de lugar. Dije que sí. Acepté se interna por cuatrocientos cincuenta euros al mes. En negro, me dijo Martina. Los domingos son tuyos, y date por bien servida, que eso es un lujo. Tragué en seco. Dije que sí. El cielo nublado, de un blanco casi grisáceo, empezó a llover sobre mí. Me salí de la fila me fui caminando a la estación de metro. El cielo blanco de aquel día es lo que más recuerdo de Barcelona.

«La cruda realidad de la migración y el dolor que lleva al suicidio: Brenda Navarro nos da voz en ‘Ceniza en la boca'»

Una familia rota, sin hogar y el desprecio del lugar en el que residen al que han llegado para mejorar sus condiciones de vida. Una madre que desde Méjico viene a trabajar a Madrid, deja a los hijos a cargo de los abuelos para después traerlos y lo que sienten es la angustia de no tener futuro. Las madres que tienen que trabajar para que los hijos coman. La infancia en el centro de la historia.

El libro se divide en cuatro partes que comprenden el viaje de Méjico a Madrid, a Barcelona y el regreso al ligar de origen. La protagonista, Diego, la madre, los abuelos forman el núcleo de personajes que dan vida a una historia de soledad, discriminación y violencia que la autora denuncia sin adornos para reivindicar las raíces y la lucha por la vida.

Hijos y mamás lastimados hasta el punto de que no se pueden abrazar para explicar un tejido social roto, cargado de dificultades y de dolor Malestar físico, emocional y social, novela con sentimientos, escrita desde la indignación. La Literatura también es esto.

Adolescentes que se lanzan al vacío ¿para regenerarse en un vuelo? La sociedad y las instituciones deben tomar nota de los testimonios que, como el de Brenda Navarro, nos acercan a la verdad que no somos capaces de mirar de frente. Hay muchos suicidios adolescentes, una emergencia creciente que habría que atender.

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