La mala costumbre de Alana S. Portero: una novela valiente sobre identidad y supervivencia

Una novela acerca de la dificultad de vivir unas condiciones extremas de desajuste vital y emocional, acerca de sentirse distinta y no aceptada en un cuerpo ajeno, con una cabeza sensible y tierna que quiere ser y se tiene que esconder. La historia se centra en la vida de una joven mujer trans, proveniente de una familia obrera, quien crece en el extrarradio de Madrid durante las décadas de 1980 y 1990.

Una sociedad a la que le cuesta aceptar al distinto, tan hipócrita como antigua y atrasada, falsos triunfadores mangantes imponiendo unos modelos sociales tan de mentira como su propia vida.

Alana S. Portero ha escrito un libro de verdades, una mezcla de penas y triunfos de quien apuesta por salir adelante. Felicidades, querida escritora, me has conmovido. Has trabajado el texto y mostrado las emociones en un escenario madrileño, el San Blas de los ochenta, cuando abres la ventana y ves cubos de basura como horizonte, la carcoma de la vida obrera. En ese paraíso es en el que nace un niño que se siente niña y quiere serlo.

El despliegue de personajes, Margarita, Jay, Alex, Marra, no puede ser más auténtico y es uno de los aspectos más conseguidos de la novela para crear una atmósfera que documenta ese coro de fantasmas que se van haciendo visibles en una mezcla de melancolía y ternura

La literatura del siglo XXI de calidad queda inaugurada, cuando leí Las Malas de Camila Sosa Villada sentí lo mismo, belleza en el estiércol. Este libro nos enseña y se aprende.

Autoficción, cuando contamos lo vivido en primera persona, la literatura dando voz a los que de verdad la necesitan, comunicación en vena, el yo se muestra sin reservas, próximo a la poesía. Pasan años por nuestra narradora protagonista y la evolución de sus vivencias nos devuelve su corazón y sus pesares. Se cambia de nombre para sobrevivir.

Intertextualidad, pop, mitos, bosques y ninfas, carga cultural para recrear las vivencias entre dos mundos, donde nadie te espera en ningún lado. Abusos en familias que son un infierno, drogas que ciegan y te alejan de la realidad. Magnífica la descripción de Madrid de la página 170.

A través de los saltos temporales la autora nos muestra cómo percibe la sociedad la transexualidad, cuando aparecen los insultos, la violencia o la risa y se congelan los deseos. Un mundo melodramático que hemos leído en autores tan importantes como Manuel Puig, escenas que recuerdan obras de Valle-Inclán.

A pesar de tener miedo, el futuro puede ser mejor, la fuerza de la narradora aparece en el libro como la salvación que ayuda a superar las épocas más difíciles.

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