Felipe Díaz Pardo, Rincones de la infancia

En este libro el autor se acerca con distancia prudencial y afecto a esa época de la vida en la que damos los primeros pasos, aprendemos a hablar, a leer y a elaborar emociones y afectos que sustentarán nuestro futuro. Se recrea y con agudeza muestra la problemática social y cultural de esa época que contextualiza en la que sobresalen las escasas proyecciones humanas debido a la influencia franquista.

Escenas de una vida infantil en el extrarradio de Madrid, en proceso de crecimiento con la construcción de edificios de pisos en hilera, el horizonte que se divisa a lo lejos. Con rigor de analista y siguiendo el protocolo de la revisión exhaustiva, conocemos a su familia,amigos, primeros estudios, el barrio y el centro de la ciudad en una época triste, pobre y llena de dificultades para las familias sencillas provenientes de la España rural. El trabajo diario, el esfuerzo y las pequeñas conquistas domésticas (un frigorífico, una lavadora) conducirán al desarrollismo que permitirá una vida más holgada y el deseado bienestar. La honradez, los valores, la aplicación en la tarea y el afán de superación, serán las señales que permitirán la aparición de una clase profesional competente.

Los contemporáneos que se acercan a cada uno de los capítulos, catorce, que integran la obra, acompañan con una sonrisa al reconocimiento de lo vivido: la enciclopedia Álvarez, el traje blanco de almirante para la primera comunión,  la terrorífica extirpación de amígdalas o los destellos de una Navidad feliz.Con una prosa cuidada, realista que se acerca y aleja de los hechos que narra para focalizar los más significativos, escrito en primera persona, hay en cada anécdota  una mezcla de tristeza y ternura que nos permite reconocernos y recordar lo ya olvidado.

De la mano de Machado y con presencia de Valle-Inclán, la picaresca, el Lazarillo, Pío Baroja y Quevedo, el autor construye un imaginario real y verídico entre el documental y el yo lírico que cierra algunos capítulos y que es a la vez testimonio y denuncia. El paso del tiempo impide reconocer lo ya vivido, cuando apenas nos permitían decir que somos quien somos.

Historias y anécdotas que centran temáticamente cada uno de los capítulos, sin dejar detalle. El niño tímido, formal y estudioso que reúne la fortaleza necesaria para salir de donde después le cuesta reconocer en un arranque de nostalgia.La sinceridad es un atributo de los valientes, la no ficción se combina con la autobiografía en un combinado de palabras y acciones creíbles. La voz se convierte en narrador coral, que recoge el acento del nosotros.

Marisa Madieri, ha escrito un clásico contemporáneo acerca de los recuerdos de la infancia, Verde agua.Si Coetzee y Tolstoi escriben infancia y después juventud, puede que leamos del autor que no “cede al miedo” siguientes episodios, y desde su habitación particular, su lugar retirado, nos recuerde a los oriundos de pueblo, crecidos en la gran ciudad, que la injusticia de la desigualdad puede ser una señal para el recuerdo y la nostalgia de la memoria, porque una infancia, cualquier infancia, es un tesoro.