La figura de Rosalía de Castro, considerada una de las mayores poetas gallegas, tuvo un gran impacto en la renovación premodernista y posromántica de la poesía en gallego. Su obra refleja el dolor, la ternura y la ironía de lo gallego-portugués, y su gran sensibilidad se refleja en su poesía marcada por la toponimia y el simbolismo universal. Además de ser una pionera en la defensa de los derechos de la mujer y en criticar la subordinación al hombre, la poesía gallega sigue gozando de buena salud y ha sido premiada recientemente.
La poesía gallega y en gallego le debe mucho a Rosalía, con ella se produce la renovación premodernista y posromántica. Junto con Bécquer representa lo mejor del Romanticismo y la situamos en el Rexurdimento, resurgimiento cultural gallego del siglo XIX, descendiente de la gran poesía galaica del siglo XV.
Rosalía respira el dolor, la ternura y la ironía de lo gallego-portugués, la palabra “saudade” hace magia en ella. Su educación aldeana es la de una mujer en una ciudad de provincias a principios del siglo XX. Su vida transcurre entre Padrón, Santiago de Compostela y Madrid, desde que se casó con el historiador Manuel Murguía, De escasa salud, la lejanía de Galicia, pérdida de su primer hijo, pérdida temprana de su madre, ausencia de padre, era hija de un sacerdote, marcan un carácter de gran sensibilidad que busca la soledad presente en sus versos.
Cantares Gallegos, escrito en gallego, Follas Novas y En las orillas del Sar son sus grandes obras. Sobre la base del heptasílabo, el endecasílabo y el alejandrino muestra su dolorido sentir, la fuente, la flor tardía, el paisaje del terruño
¡Cuán hermosa es tu vega! ¡Oh Padrón! ¡Oh Iría Flavia!
Los lugares, la toponimia, el tema del camino, del sendero, el viaje, la marcha del propio terruño y la vuelta gozosa a él, configuran un simbolismo universal. A veces en sus obras muestra el deseo de un descanso definitivo que identifica con las aguas profundas del mar. El mar y la muerte es un tema recurrente en la literatura desde Jorge Manrique, agonizando le dijo a su hija mayor “Abre esa ventana que quiero ver el mar”. Desde Padrón no se ve el mar, pero sí ese mar de la muerte donde iba a descansar. Federico le escribe estos versos en la Canzón de cuna, pra Rosalía Castro morta:
¡Érguete, miña amiga,
que xa cantan os galos do día!
¡Érguete, miña amada,
porque o vento muxe, coma unha vaca!
Rosalía de Castro: La hija del mar
El prólogo de “La hija del mar” supone un alegato en favor de la mujer y sus reivindicaciones “Yo soy libre. Nada puede contener la marcha de mis pensamientos y ellos son la ley que rige mi destino”. Pionera en defender los derechos de la mujer, criticó la subordinación al hombre. Destaca su lucha y rebeldía.
El tema del suicidio frecuente en su obra, nos habla de la mujer que un día se va a la playa para no volver. La muerte es un mar o un río, donde uno debe sumergirse para allí descansar. En un poema pedía al río Sar que cubriese la huella de su cuerpo con flores de las que ella quería. Marina Mayoral ha analizado los motivos por los que Murguía destruyó las cartas en su discurso de ingreso en la Real Academia Gallega.
Dicen que no hablan las plantas, ni las fuentes, ni los pájaros,
ni el onda con sus rumores, ni con su brillo los astros,
lo dicen, pero no es cierto, pues siempre cuando yo paso,
De mí murmuran y exclaman: -Ahí va la loca soñando
con la eterna primavera de la vida y de los campos,
y ya bien pronto, bien pronto, tendrá los cabellos canos,
y ve temblando, aterida, que cubre la escarcha el prado.
-Hay canas en mi cabeza, hay en los prados escarcha,
mas yo prosigo soñando, pobre, incurable sonámbula,
con la eterna primavera de la vida que se apaga
y la perenne frescura de los campos y las almas,
aunque los unos se agostan y aunque las otras se abrasan.
Astros y fuentes y flores, no murmuréis de mis sueños,
Sin ellos, ¿cómo admiraros ni como vivir sin ellos?
La importancia de Rosalía de Castro en la literatura gallega y su legado en la poesía contemporánea.
La lengua gallega goza de buena salud, su lírica está en entre las más premiadas. Las dos últimas ediciones del Premio Nacional de Poesía y la más reciente de Poesía Joven han recaído en obras escritas en lengua gallega y por tres mujeres. La calidad de la poesía en Galicia ha sido siempre altísima. Pilar Pallarés (Culleredo-A Coruña, 1957), que recibió la distinción otorgada por el Ministerio de Cultura en 2019 por Tempo fósil, con una trayectoria creativa de 40 años; y Olga Novo (A Pobra do Brollón-Lugo, 1975), Premio de Poesía 2020, por Feliz Idade, publica versos desde hace 25 años. España ha descubierto a las sucesoras de Rosalía de Castro.
La escritora Alba Cid, Premio Nacional de Poesía Joven Miguel Hernández 2020. Coincide en que lo diferente ahora es “la mirada, porque la poesía gallega es muy potente desde la Edad Media” y ve en las traducciones una de las causas. La obra de Pallarés apenas había sido traducida al castellano cuando se le otorgó la distinción y se puede leer más en inglés que en la lengua de Cervantes.
En las 43 ediciones del Premio Nacional de Poesía se han reconocido seis obras en lenguas distintas al castellano (tres en catalán, tres en gallego y ninguna en euskera), la mitad de ellas en las tres últimas ediciones y firmadas por mujeres. Basta con recordar las palabras de [Antonio] Gamoneda cuando afirmó que “la poesía gallega está por encima de otras” Manuel Rivas añade que no le sorprende la cantidad de voces femeninas. “El pensamiento que sostiene la cultura gallega es ecofeminista. Son las “tataranietas de Rosalía”. Manuel Rivas, percibe en Galicia “un momento especialmente creativo”, que entronca con una “tradición inconformista, heterodoxa y de libertad” que se remonta a los cancioneros medievales. La poesía gallega se rebela contra “la cháchara y la superficialidad” que prima hoy en día, y alimenta “un espacio local-universal frente a la idea cosmopolita de la globalización”. No le sorprende la abundancia de voces femeninas: “El pensamiento que sostiene la cultura gallega es ecofeminista. Son las tataranietas de Rosalía”.
Olga Novo con Feliz Idade celebra el amor y la existencia con una presencia crítica de la memoria histórica más allá del tiempo, la tierra, la memoria agraria, dentro de un profundo feminismo. Mujeres rurales, sexualidad profunda y vibrante. La poesía en la dureza del trabajo y la belleza; lo más primitivo que devuelve vida a la vida.
¿Quién dijo que las mujeres no teníamos voz propia? La poesía es nuestra bandera.
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