Héctor Abad Faciolince, Medellín 1958, es uno de los escritores más destacados de Colombia y América Latina. Comenzó a destacar en la escena literaria a principios de los años 80 con la publicación de su primera novela, El olvido que seremos, un libro inolvidable.

Desde entonces, Héctor Abad ha publicado una amplia variedad de obras, incluyendo novelas, ensayos y libros de relatos. Su estilo literario es conocido por su profundidad y su compromiso con la justicia social y la verdad.

Su obra más conocida El olvido que seremos  es una novela que relata unos hechos desgarradores y emotivos acerca de la familia y la violencia que ha sacudido a Colombia en la segunda mitad del siglo XX. Un relato extraordinario y conmovedor.

Otra de las obras más destacadas de Abad es El pez en el agua, una autobiografía que cuenta la historia de su padre, el médico y defensor de los derechos humanos Héctor Abad Gómez. En esta obra, Abad reflexiona sobre el papel de su padre en la lucha contra la violencia y la injusticia en Colombia, y cómo su ejemplo lo inspiró a seguir sus pasos como escritor y activista social.

Además de su obra literaria, Abad ha sido un activista comprometido a lo largo de su vida. Ha participado en campañas a favor de los derechos humanos y ha denunciado la violencia y la corrupción en su país. En 2010, fue nombrado Embajador de Buena Voluntad de la UNESCO por su compromiso con la defensa de los derechos humanos y la promoción de la paz y la justicia.

Se cuenta que Abad siempre ha sido un amante de la lectura y que, desde niño, pasaba horas en la biblioteca de su casa leyendo todo tipo de libro; también que es un hombre muy disciplinado y que, a pesar de su apretada agenda, siempre encuentra tiempo para escribir y revisar sus textos con cuidado.

En su última novela, Salvo mi corazón todo está bien, el sacerdote Luis Córdoba está a la espera de un trasplante de corazón. Buena persona, culto, amante de la ópera disfruta compartiendo la compañía de las mujeres sin esposo y los niños sin padre. Su optimismo y creencias, así como sus opciones de vida tendrán un nuevo planteamiento, la crisis existencial cobrará un protagonismo profundo y reflexivo. La generosidad es la cualidad que lo define.

En Medellín era vox populi que el arzobispo sin nombre, si no me equivoco, todavía no era cardenal, tenía también claras inclinaciones por los muchachos imberbes, apenas en la flor de la juventud. Yo sabía de estas secretas preferencias suyas, de las que se quejaban algunos seminaristas, pero que para mí constituían la faceta menos perversa y dañina del obispo, tal vez la única que lo hacía más humano y menos arribista, más frágil y menos calculador. Curiosamente, como ocurre muchas veces en la jerarquía eclesiástica, el hecho de ser gay no lo hacía menos homófono, al contrario. Si algo abominaba públicamente el cardenal era la homosexualidad. Saberlo, por supuesto, no me hacía esperar nada bueno ante el castigo que se venía.

En páginas siguientes leemos:

El celibato debería ser una opción por la que puedan inclinarse algunos sacerdotes, si así lo quisieran, pero no todos. Debería ser un voto optativo, como la soltería en los seglares, pero no obligatorio. El arzobispo de Canterbury, por ejemplo, jefe de la Iglesia anglicana (en la que el celibato no es obligatorio), impulsa la idea de que las mujeres y los gais pueden ser curas y obispos.

El soneto de Lope de Vega definiendo el amor, la lista de películas preferidas, las referencias a la ópera Lucía di Lammermoor y la lengua y cultura italiana, junto con la colombiana, impregnan el texto con los gustos y preferencias del autor, muy enriquecedoras y cercanas.

Hay un viejo proverbio francés que describe muy bien lo que estaba ocurriendo en la casa de Laureles: “El matrimonio es como una fortaleza sitiada. Los que están fuera quieren entrar y los que están adentro quieren salir”.

 Héctor Abad Faciolince es un escritor y activista de talla internacional que ha dejado su marca en la literatura y en la historia de Colombia. Su obra es una mezcla de compromiso social y belleza literaria, y sus palabras han inspirado a muchos a luchar por la justicia y la igualdad.