Luis Mateo Díez (Villablino, León, 1942) acaba de ser galardonado con el premio más importante para la lengua española, el premio Cervantes este 2023. Sus libros publicados, casi cuarenta, se mueven en el terreno de lo imaginario puesto que la ficción le parece “más interesante que la vida misma”. El autor afirma que su literatura es “irrealista” en un intento de desprenderse de la realidad. En sus escritos aparecen las leyendas populares, “Provengo de un territorio donde permanecía viva la tradición de la oralidad” La primera obra narrativa de Díez fue Apócrifo del clavel y de la espina, compilación de dos novelas cortas que se remontan a las leyendas de la tradición oral.

La fuente de la edad, 1986, supuso la consagración del autor, galardonada con el Premio Nacional de Narrativa y con el Nacional de la Crítica, el escaritor reflejó la realidad española de los años 50. La herencia cervantina, seña de su proceso de escritura, ya le acompañan. Los males menores, 1993, son unos relatos pequeños o incluso mínimos, microrrelatos, que muestran la existencia humana con ternura y piedad. El reino de Celama es un territorio que recoge una parte muy interesante de su producción. Fábulas del sentimiento probablemente integra lo más ambicioso de toda su trayectoria. La decadencia de la vida campesina y la superstición en los relatos transmitidos de boca mezclado con la irrealidad propia de la literatura están entre sus preocupaciones estéticas, así como los misterios del corazón humano. 

Vicisitudes, 2017, novela compuesta por 85 capítulos, aborda los claroscuros de sus personajes y los misterios más recónditos detrás de su identidad. Juventud de cristal, 2019, refleja la vulnerabilidad de la juventud y los límites difusos entre la amistad y el amor. Mis delitos como animal de compañía, 2022, pone de manifiesto la locura que es la consecuencia del mundo trastornado en el que su personaje intenta sobrevivir, retratando la sociedad actual y las distintas contradicciones que ésta plantea. En El limbo de los cines, 2023, su último libro publicado muestra su dimensión más divertida, un homenaje a los cines compuesto por doce relatos ilustrados, en los que el humor está presente,  como en parte de su obra.

Luis Mateo Díez es uno de los más destacados narradores de las letras  contemporáneas. Su obra está traducida a otras lenguas y adaptada al cine y al teatro. Desde el año 2000 ocupa el sillón de la I de la Real Academia Española El galardón obtenido viene a sumarse a la larga lista de reconocimientos que tiene en su poder y que subrayan su calidad literaria, en la que ensayos poemas y obras de teatro dan respuesta a los gustos de un público muy amplio que admira su literatura y la fantasía que la adorna. Imaginación, memoria y palabra dan lugar a una prosa elaborada al servicio de la fábula.

FRAGMENTO PARA COMENTAR:

«Una mañana de invierno, don Beltrán, que ni los hielos ni los relentes respetaba, y al galope salía por estos páramos, como si el mismísimo remordimiento corriese tras él, cayó del caballo y se rompió la espina dorsal. Cosa de un mes estuvo en la cama inmovilizado, con grandes dolores, en una especie de sostenida agonía, también dejándose morir como la hija se había muerto. Y cuando vio que llegaba el momento extremo, mandó llamar a su esposa y al mendigo y les hizo prometer que, una vez celebradas sus exequias y guardado el luto de respeto, ambos contraerían matrimonio. De lo que el señor pretendiera con aquella determinación, difícil es aventurar nada. Tantas veces en las últimas voluntades se juntan las contradicciones y los afanes aplazados de la existencia. Tan extrañas son algunas. El caso es que el matrimonio se celebró tras el plazo previsto y con la discreción que al caso hacía, y no hubo mayores acontecimientos reseñables. Fue un matrimonio solitario, estéril, nadie sabe si feliz, que vio discurrir sus días por las estancias de aquel castillo silencioso, donde la melancolía era como la herencia que seguía creciendo, igual que la yedra en los muros. 
Las telarañas de los ojos de doña Olina parecían más tupidas. En su mano derecha temblaba la taza con un leve tintineo sobre el platillo. 
Diez años después murió doña Lidia y el mismo día de su entierro su esposo despidió a la servidumbre, y en plena noche todos los siervos de las alquerías del alfoz despertaron asustados y vieron cómo las llamas de una despiadada hoguera devoraban el castillo. Por tres días y tres noches el fuego devastó todo lo que entre aquellos muros había. Si se acercan al otero de Ancines, en las piedras de la ruina, si se fijan bien, todavía podrán apreciar las huellas del incendio. Del mendigo nunca más se supo. Algunos juraban haberlo visto contemplando las llamas en un alto cercano. Otros pensaron que en el fuego había sucumbido. Por estos pueblos no es frecuente la caridad de recoger a nadie en el camino para auxiliarlo. Y al fuego se le teme como a la mayor de las maldiciones. Hay desgracias que no se borran de la memoria y de la imaginación de las gentes. Este cuento que les he contado igual hasta sirve para defenderse de alguna de ellas, porque no hay cuento bueno que no sea útil ni desgracia que no pueda advertirse, si partimos de la idea de que el ser humano para la desgracia nació en este valle de lágrimas. «

COMENTARIO DE TEXTO

El texto proporcionado es un fragmento narrativo que parece pertenecer a una obra de ficción más amplia. Luis Mateo Díez es conocido por su prosa detallista y su capacidad para tejer historias que exploran la psicología humana y la complejidad de las relaciones interpersonales, a menudo enmarcadas en escenarios rurales o pequeños pueblos, que sirven como microcosmos de la sociedad.

Localización y Contexto: Este pasaje narra los eventos finales de la vida de don Beltrán y las consecuencias de sus últimas voluntades. La historia se sitúa en un ambiente rural, posiblemente en un tiempo pasado, dada la mención de castillos y alquerías. El escenario es uno de melancolía y decadencia, con la muerte y la soledad como temas centrales.

Personajes:

• Don Beltrán: Su caída y muerte desencadenan la trama. Su última voluntad es enigmática y parece estar cargada de un significado oculto o de una intención última que no se revela.
• La esposa y el mendigo: Son personajes que obedecen la extraña petición de don Beltrán, lo que sugiere una dinámica de poder y obligación que va más allá de la comprensión inmediata.
• Doña Lidia: Su muerte y las acciones de su esposo cierran el ciclo de la narración.

Temas:

• La muerte y el legado: La muerte de don Beltrán y su hija, así como la de doña Lidia, son eventos que marcan la narrativa y el legado de melancolía que dejan.
• El matrimonio y la soledad: El matrimonio entre la esposa y el mendigo se describe como solitario y estéril, lo que podría reflejar la naturaleza de las relaciones humanas y la soledad inherente a la existencia.
• La destrucción y el renacimiento: La quema del castillo puede simbolizar la destrucción de un viejo orden y la posibilidad de un nuevo comienzo, aunque en este caso, parece ser el final definitivo.

Estilo y Lenguaje:

• Descriptivo y simbólico: La prosa de Luis Mateo Díez es rica en descripciones y simbolismo. La yedra en los muros y las telarañas en los ojos de doña Olina son imágenes potentes que sugieren abandono y declive.
• Narrativa enmarcada: El narrador se dirige directamente a los lectores al final del pasaje, sugiriendo que la historia podría tener un propósito moral o educativo.
• Uso de la retrospección: La historia se cuenta en retrospectiva, con un tono que sugiere que los eventos han sido procesados y comprendidos por el narrador a lo largo del tiempo.

Conclusión: El fragmento es un ejemplo del talento de Luis Mateo Díez para crear atmósferas densas y evocadoras, donde la tragedia y la belleza se entrelazan. La historia invita a la reflexión sobre la naturaleza de la vida, la muerte y la búsqueda de significado en medio de la desgracia. El uso de la narrativa para «defenderse» de la desgracia sugiere que las historias tienen el poder no solo de entretener, sino también de ofrecer consuelo y comprensión.