Ha sorprendido la concesión del Premio Nobel a esta autora francesa, casi desconocida en España. Annie Ernaux, nacida en 1940 en Lillebonne es autora de numerosas obras, cuenta con diferentes premios y gran número de lectores y seguidores en Francia.

Una autora de libros personales, breves e intensos que cuesta conseguir en las librerías españolas. Conocerla es una gran experiencia porque a través de sus escritos conocemos los problemas de la mujer y su manera de vivir, así como la historia de Francia y de Europa de los últimos cincuenta años.

La primera novela que leí de ella Los armarios vacíos impresiona por la brecha entre los dos mundos que nuestra, distintos niveles sociales entre unos padres poco instruidos y la burguesía con acceso a la cultura y a la élite intelectual.

Nunca hablo de mis padres, de mi casa. “Narrad un recuerdo de infancia, de vuestro día de vacaciones más bonito, describid vuestra cocina, a un tío original.” Mi infancia era sucia, y además absurda. De viajes, nada.

Después leí Una mujer, el reencuentro con su madre, fallecida tras una enfermedad que la había destruido. El contraste entre la actividad de una mujer trabajadora con los sentimientos de una hija y el sentimiento de culpa. Cariño, amor y desprecio. Apego y desapego. En “El lugar” narra la vida de su padre con un lenguaje seco, depurado que rehúsa las concesiones.

En La vergüenza un domingo a primera hora de 1952 un suceso familiar cambia para siempre a la autora. Sus vivencias en un colegio privado católico son la radiografía de ese momento. Un léxico sencillo y un ritmo trepidante hacen que el relato te atrape y cale hasta lo más profundo. Sin máscaras llega a la verdad desbordante que atrapa y asombra. En Los años, narrada en primera persona, usando el imperfecto, va reflejando sus experiencias a través de unas fotografías.

Annie Ernaux a través de sus vivencias nos llega a todas y a todos, nuestro tiempo está contenido en sus páginas y la memoria de las mujeres que abortan clandestinamente, se liberan, se reconocen, se sienten traicionadas y valoran su cuerpo, el sexo y el placer. Su escritura busca transmitir conductas y emociones en primera persona, desde el activismo político al cáncer de mama.

La Academia ha destacado su obra “por el coraje y la agudeza clínica con la que revela las raíces, los extrañamientos y las limitaciones colectivas de la memoria personal.” Convierte su propia vida en materia literaria, así como el género, el idioma y la clase social.

El acontecimiento, Pura pasión, Perderse, Las horas, La mujer helada, Mira las luces, amor mío me parecen libros imprescindibles para conocerla bien.

El deseo, las relaciones tóxicas, la dependencia del amante, la aventura clandestina, el hombre joven que te abandona por una mujer más joven, son temas que conocemos y pertenecen a lo mejor de la literatura francesa.

Su compromiso con la literatura es firme y también la honestidad a la que me entrego con la fiereza de la solidaridad porque comparto su propuesta literaria que emparenta con la sociología, la historia y la etnografía puesto que renueva el género de la autoficción con un estilo que define como autobiografía impersonal.
Solo soporto dos cosas en el mundo, el amor y la escritura, el resto es negro.

Celebramos su Premio Nobel a un estilo único, moderno, comprometido con su tiempo, de una mujer que con una prosa descarnada, sin pudor y directa convierte su propia vida en materia literaria para que la pueda leer cualquiera con diferentes significados e interpretaciones.

Como el deseo sexual, la memoria no se detiene nunca. Empareja a muertos y a vivos, a seres reales e imaginarios, el sueño y la historia.