Javier Marías: Maestro del Estilo – Analizamos un Fragmento de ‘Corazón Tan Blanco’

La trayectoria literaria de Javier Marías y su estilo singular, culto y reconocible nos sumerge en la literatura de calidad, la que no se olvida.

Cuarenta años desde sus primeros textos y más de veinte de Corazón tan blanco lo convierten en un escritor de obligada referencia, que rechazó premios, incorruptible, decía lo que pensaba, aunque supiera que no era del gusto de todos. Su padre, Julián Marías, represaliado, fue un intelectual que no sacrificó sus convicciones y que fue injustamente tratado en este difícil y dividido país. En su artículo “El padre” compartió el injusto trato recibido en su larga trayectoria profesional. 

Reconocida fue su admiración por Juan Benet y otros escritores de lo que ha dejado constancia en Miramientos (Lorca, Aleixandre, Cernuda, Victoria Ocampo, Neruda, Mendoza, Savater…) y en Vidas escritas (Faulkner, Conrad, Joyce, Turgueniev, Nabokov…) dos libros preciosos de los que se disfrutan. Su Reino de Redonda ha proclamado cada año un cineasta o escritor honorable a quien se le otorga un ducado. La admiración de Marías por Cervantes y Shakespeare, al que le debe algunos títulos, ha sido declarada por él en muchas ocasiones.  

El primer libro que leí de él no fue En los dominios del lobo ni Todas las almas, ni El hombre sentimental, sino Corazón tan blanco, una historia con una voz narradora tan única y profunda que te atrapa en el laberinto de su relato. La trilogía Tu rostro mañana: I. Fiebre y lanza; II. Baile y sueño; III. Veneno y sombra y adiós es una referencia imprescindible de la literatura contemporánea que bien merecería un análisis. Sin embargo, para esta ocasión, quiero detenerme en tres obras que, cualquiera de ellas, debería ser una lectura obligatoria en bachillerato.   

Corazón tan blanco es ya un clásico contemporáneo. una novela acerca de los secretos, las sospechas, el matrimonio, el asesinato… una historia con un trasfondo de pensamiento y reflexión con un dominio de un léxico tan cuidado y tan bello con el que Marías nos enreda en su sintaxis de largo párrafo hasta seducirnos. Los años han pasado y la novela no ha perdido el éxito ni el interés que lleva teniendo ininterrumpidamente desde 1992.

«No he querido saber, pero he sabido que una de las niñas, cuando ya no era niña y no hacía mucho que había regresado de su viaje de bodas, entró en el cuarto de baño, se puso frente al espejo, se abrió la blusa, se quitó el sostén y se puso el corazón con la punta de la pistola de su propio padre, que estaba en el comedor con parte de la familia y tres invitados. Cuando se oyó la detonación, unos cinco minutos después de que la niña hubiera abandonado la mesa, el padre no se levantó enseguida, sino que se quedó durante algunos segundos paralizado con la boca llena, sin atreverse a masticar ni a tragar  ni menos aún a devolver el bocado al plato; y cuando por fin se alzó y corrió hacia el cuarto de baño, los que lo siguieron vieron cómo mientras descubría el cuerpo ensangrentado de su hija y se echaba las manos a la cabeza iba pasando el bocado de carne de un lado a otro de la boca, sin saber todavía qué hacer con él»

Los enamoramientos, publicada en 2011, presenta una historia aparentemente sencilla: María que trabaja en el centro de Madrid en una editorial, coincide en el desayuno con una pareja, deja de verlos y se entera de que el marido ha sido brutalmente asesinado. Visita a la viuda y se enamora perdidamente de un amigo de ella. Las pausas temporales que el autor realiza nos permiten atisbar el mundo interior de los personajes. Una mujer protagoniza y narra la trama por primera vez. La acción es lenta, regresa al hecho principal repetidas veces, vuelve y vuelve para saber qué pasó, sabe guardar silencio en la acción, dice algo cuando lo tiene que decir. Novela policíaca, amorosa, sentimental, filosófica, de suspense… novela total, se la ha llamado»

«Cuántas personas que nos parecían vitales se nos quedan en el camino, cuántas se nos agotan y con cuántas se nos diluye el trato sin que haya aparentemente motivo ni desde luego uno de peso. Las únicas que no nos fallan ni defraudan son las que se nos arrebatan, las únicas que no dejamos caer son las que desaparecen contra nuestra voluntad, abruptamente y casi carecen de tiempo para darnos disgustos o decepciones»

El relato, dividido en cuatro partes, nos muestra que la verdad es compleja y nos enseña la dificultad en las relaciones de pareja con varias posibilidades de interpretación;Uno nunca sabe si lo que se le dice es verdad, nunca hay certeza de nada que no venga de nosotros mismos, y aun así. Enamorarse es un peligro, hasta se pueden cometer crímenes, y hasta se puede ser cruel y feroz. Nos podemos convertir en terroríficos. En ese estado de confusión todos llegamos y salimos del amor. ¿Qué estaríamos dispuestos a hacer por amor? 

«Basta saber que no se quiere que escuchemos para hacer todo lo posible por enterarnos, sin caer en la cuenta de que a veces se nos ocultan las cosas por nuestro bien, para no decepcionarnos o para no involucrarnos, para que la vida no nos parezca tan mala como suele ser»

Dice Marías que vamos aprendiendo, que lo que nos pareció gravísimo, llegará un día en que nos resulte neutro, solo un dato y que el enamoramiento nunca se acaba del todo mientras no se pase por la indiferencia o más bien por el hastío.

 

Encuentro a Shakespeare en Marías: celos, asesinato, muerte, envidia, desamor, amor no correspondido, traición, conflicto existencial, lirismo, ironía, la fuerza del destina, reflexión y pensamiento. Javier Marías, la incertidumbre de la duda. Un escepticismo lleno de valores.  El amor y sus consecuencias fatales en la mayoría de los casos.

«…Seguramente ese habría sido también mi propósito con cualquier otra persona, o con él mismo, de no haberme enamorado tiempo atrás, estúpida y silenciosamente, y todavía quererlo hoy un poco, supongo, a pesar de todo y todo es mucho. Pasará, ya está pasando, por eso no importa reconocérmelo. Vaya en mi descargo que acabo de verlo cuando no me lo esperaba, con buen aspecto y contento… Y seguí pensando, mientras le daba la espalda y se alejaban ya de él para siempre mis pasos y mi bulto y mi sombra. Sí, no pasa nada por reconocérmelo. Al fin y al cabo nadie me va a juzgar, ni hay testigos de mis pensamientos. Es verdad que cuando nos atrapa la tela de araña -entre el primer azar y el segundo-fantaseamos sin límites y a la vez nos conformamos con cualquier migaja, con oírlo a él -como a ese tiempo entre azares, es lo mismo-, con olerlo, con vislumbrarlo, con presentirlo, con que aún esté en nuestro horizonte y que no haya desaparecido del todo, con que aún no se vea a lo lejos de la polvareda de sus pies que van huyendo.

Otra novela excelente de casi setecientas páginas (677) que no pierde interés e intensidad narrativa en una sola de ellas, increíble, cuanto más, mejor, es Tomas Nevinson, te deja con ganas de decir: excelente, maestro. La novela es una profunda reflexión sobre los límites de la conducta humana y sus consecuencias. El estilo de Marías, fácilmente reconocible, por singular y propio, atrapa. Su afición culta a una sintaxis compleja deja ahora perfiles más naturales, al mismo ritmo que el pensamiento que envuelven. Precisión y profundidad.

De pocos escritores se puede decir esto. El autor da, de nuevo, una muestra de elegancia y cultura. Las citas literarias y su saber contar nos dejan el buen gusto de la tradición: Baudelaire, Shakespeare, Dumas, Le Carré, entre otros. El cine, también está presente y se agradece. El barrio de Berta Isla en el centro de Madrid. El mundo que nos ofrece de misterios, espionajes, secretos y revelaciones nos deja con ganas de saber más. Con un estilo cuidado y un dominio de la lengua impresionante, los personajes y lugares me han parecido también muy logrados. ¿Somos capaces de matar? Los personajes superan la ficción y se sienten tan lejanos como próximos. El mundo del espionaje y los espías, tan enigmáticos y atractivos. El terrorismo en toda su crudeza. La fotografía, un guardia con corbata bajo el uniforme y la cara ensangrentada avanzaba con una niña en brazos de unos siete u ocho años, uno de cuyos pies parecía medio destrozado y cuyo rostro solo reflejaba dolor, dolor simple.

La memoria histórica y literaria, el tiempo, el mal, la mentira, la ilusión, el desengaño, la venganza, el rencor y el perdón aparecen en reflexiones con la verdad de lo auténtico; el escritor ni engaña, ni manipula. No hay trampas ni sentimentalismos, la coherencia y el respeto al lector se agradecen. Las casualidades y los destinos de las vidas, llenos de incertidumbre.

Defensor de la buena conversación, la educación, la cultura y el sentido del humor, sus amigos alaban su trato y buen hacer,generosidad, sensibilidad y comprensión. El amor a los libros, el cuidado por los pequeños detalles y la curiosidad teñida de nostalgia nos han contagiado para siempre.

Este tiempo airado se ha detenido en el adiós que se suma a los muchos reconocimientos que su obra merece por la calidad y belleza literaria que ha logrado conmover e inquietar a sus lector. 

Desde CREA LITERATURA, le hacemos este homenaje comentando un fragmento de Corazón tan blanco. 

FRAGMENTO DE CORAZÓN TAN BLANCO

No he querido saber, pero he sabido que una de las niñas, cuando va no era niña y no hacía mucho que había regresado de su viaje de bodas, entró en el cuarto de baño, se puso frente al espejo, se abrió la blusa, se quitó el sostén y se buscó el corazón con la punta de la pistola de su propio padre, que estaba en el comedor con parte de la familia y tres invitados. Cuando se oyó la detonación, unos cinco minutos después de que la niña hubiera abandonado la mesa, el padre no « levantó en seguida, sino que se quedó durante algunos segundos paralizado con la boca llena, sin atreverse a masticar ni a tragar ni menos aún a devolver el bocado al plato; y cuando por fin se alzó y corrió hacia el cuarto de baño, los que lo siguieron vieron cómo mientras descubría el cuerpo ensangrentado de su hija y se echaba las manos a la cabeza iba pasando el bocado de carne de un lado a otro de la boca, sin saber todavía qué hacer con él. Llevaba la servilleta en la mano, y no la soltó hasta que al cabo de un rato reparó en el sostén tirado sobre el bidet, y entonces lo cubrió con el paño que tenía a mano o tenía en la mano y sus labios habían manchado, como si le diera más vergüenza la visión de la prenda íntima que la del cuerpo derribado y semidesnudo con el que la prenda había estado en contacto hasta hacía muy poco: el cuerpo sentado a la mesa o alejándose por el pasillo o también de pie.

                                                                                                                                                                     Corazón tan blanco

COMENTARIO DE TEXTO

El fragmento inicial de «Corazón tan blanco» de Javier Marías nos sumerge inmediatamente en el estilo distintivo del autor, caracterizado por su complejidad sintáctica y su riqueza léxica. Este pasaje, en particular, presenta una escena dramática que encapsula la capacidad de Marías para confrontar al lector con la crudeza de la realidad a través de la literatura. Firmada en octubre de 1991 mereció en España el Premio de la Critica. Las consecuencias trágicas del amor y de sus riesgos son la esencia de esta novela vertebrada por el secreto de la persuasión y de la sospecha. 

La narrativa comienza con una oración extensa que desvela la tragedia: una joven, recién vuelta de su viaje de bodas, se suicida en el baño de su hogar. La construcción de la oración refleja la pausa de la acción y la profundidad del choque emocional, una técnica que Marías maneja con maestría para transmitir estados psicológicos complejos. La parálisis del padre ante el disparo, incapaz de masticar o tragar, encapsula la esencia de la obra de Marías, donde el tiempo y la introspección juegan un papel crucial.

En el estilo, encontramos un léxico cuidado que, junto con la sintaxis elaborada, ilustra la confusión y el horror de la situación. La repetición de gestos como el padre pasando el bocado de carne de un lado a otro de la boca intensifica la sensación de estupor y la dificultad de procesar la tragedia.

El uso de figuras retóricas y dispositivos literarios en este pasaje, como la ironía trágica y las metáforas visuales, realza la narrativa. El padre, con la comida en la boca, representa la incapacidad humana de digerir el dolor súbito y la pérdida.

Los temas del suicidio y la reacción del padre invocan consideraciones de muerte, desolación y la lucha para enfrentar verdades dolorosas. La elección de la pistola del padre como medio del suicidio añade una dimensión de tragedia y destino a la narrativa, un simbolismo que Marías utiliza para profundizar en las complejidades de las relaciones y los legados familiares.

Este pasaje es ejemplar no solo de la habilidad narrativa de Marías, sino también de su interés en explorar la condición humana. La apertura de «Corazón tan blanco» establece un tono sombrío para una historia que se adentra en las profundidades de las emociones y los secretos humanos, un tono que resuena a lo largo de toda la novela y deja una impresión perdurable en el lector.

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