Narrador y periodista, Gabriel García Márquez, premio Nobel de Literatura en 1982, es el escritor que nos deslumbra con su prosa firme, envolviéndonos en una realidad poética deslumbrante y auténtica. El castellano nunca ha gozado de mejor salud que con él. Un escritor del que te puedes fiar. La literatura que crea, única y universal, tiene sello propio y estilo personal. Colombia nos llega con la belleza de una tierra espléndida, de unas gentes y un carácter que explican esas historias, mitad realidad y mitad ficción que nos maravillan.
«No, fue Kafka, que, en alemán contaba las cosas de la misma manera que mi abuela. cuando yo leí a los 17 años La metamorfosis, descubrí que iba a ser escritor. Al ver que Gregorio Samsa podía despertarse una mañana convertido en un gigantesco escarabajo, me dije: Yo no sabía que esto era posible hacerlo. Pero si es así, escribir me interesa».
Ha sido el soplo divino de Kafka, Faulkner, Sherezade, Rulfo, Verne, Woolf, Hemingway, Homero y sus abuelos Tranquilina y Nicolás, y de los escritores barrocos, Joyce y más.
A los 17 años leí Cien años de soledad, después todo lo demás: memoria de la historias familiares, leyendas tradicionales y costumbres, historia política y social de la zona bananera en el lenguaje y el tono justo. La frescura de su precisa adjetivación y el poder de unos personajes fuertes y deslumbrantes.
Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de 20 casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo.
“Solo he querido dejar una constancia poética y más bien compasiva del mundo de mi infancia, que transcurrió en una casa grande y triste con una hermana que comía tierra y una abuela ciega que adivinaba el porvenir en las aguas dormidas y numerosos parientes de nombres iguales que nunca hicieron mucha distinción entre la felicidad y la demencia, ni nunca perdieron el candor ni se ganaron la lotería. Esto es lo que yo entiendo por un largo poema de la vida cotidiana”
Gabriel García Márquez
Crónica de una muerte anunciada ha sido lectura compartida con mis alumnos durante muchos cursos. Su comienzo también nos sorprende:
El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna, y por un instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por completo salpicado de cagada de pájaros. «Siempre soñaba con árboles», me dijo Plácida Linero, su madre, evocando 27 años después los pormenores de aquel lunes ingrato.
Relato de un náufrago, estupenda para iniciar a los adolescentes en la lectura. El coronel no tiene quien le escriba y La hojarasca, por citar algunos más, son citas obligadas. El coronel no tiene quien le escriba es una de las más célebres de las escritas por el autor: un viejo coronel que espera la pensión que nunca llega. La novela expresa el sentimiento de desasosiego y soledad con maestría. Creo que es lo mejor que ha escrito.
«Dicen que El amor en los tiempos del cólera es la novela de amor más hermosa escrita en castellano».
Ni el uno ni el otro tenían vida para nada distinto de pensar en el otro, para soñar con el otro, para esperar las cartas con tanta ansiedad como las contestaban
El otoño del patriarca, Noticia de un secuestro…Del amor y otros demonios en la que García Márquez nos relata cómo, al iniciarse en el periodismo, al abrir una cripta, apareció una cabellera de más de veinte metros de largo, perteneciente a una niña. El poder descriptivo junto a la capacidad de fabulación recrea una historia de amor tan increíble como real.
Durante la cena le leyó al obispo con un ánimo nuevo. lo acompañó en las oraciones de la noche, como siempre, y mantuvo los ojos cerrados para pensar mejor en Sierva María mientras rezaba. Se retiró a la biblioteca más temprano que de costumbre, pensando en ella, y cuanto más pensaba más le crecían las ansias de pensar. repitió en voz alta los sonetos de amor de Garcilaso, asustado por la sospecha de que en cada verso había una premonición cifrada que tenía algo que ver con su vida. No logró dormir. Al alba se dobló sobre el escritorio con la frente apoyada en el libro que no leyó. desde el fondo del sueño oyó los tres nocturnos de los maitines del nuevo día en el santuario vecino. «Dios te salve María de Todos los Ángeles», dijo dormido. Su propia voz lo despertó de pronto, y vio a Sierva María con la bata de reclusa y la cabellera a fuego vivo sobre los hombros, que tiró el clavel viejo y puso un ramo de gardenias recién nacidas en el florero del mesón. Delaura, con Garcilaso, le dijo de voz ardiente. «Por vos nací, por vos tengo la vida, por vos he de morir y por vos muero». Sirva maría sonrió sin mirarlo. Él cerró los ojos por estar seguro de que no era un engaño de las sombras. la visión se había desvanecido cuando lo los abrió, pero la biblioteca estaba saturada por el rastro de sus gardenias.
El amor en los tiempos del cólera, publicada en 1985 encontramos el amor que perdura y supera las adversidades, el amor de verdad contra el tiempo, capaz de superar la muerte. El romanticismo puesto tan en duda por el materialismo y la sociedad de las prisas y lo efímero encuentra en estas páginas una defensa bella e inolvidable, la verdad poética de quien es ya el mejor escritor de la narrativa castellana del siglo XX.
“La ciencia ha eliminado las distancias”, pregonaba Melquiades. “dentro de poco, el hombre podrá ver lo que ocurre en cualquier lugar de la tierra, sin moverse de su casa”.
ANALIZAMOS UN FRAGMENTO DE "CIEN años de soledad"
Este pasaje de «Cien años de soledad» de Gabriel García Márquez es una muestra clásica del realismo mágico, un género literario en el cual lo real y lo fantástico se entrelazan de manera tal que lo extraordinario se percibe como parte de lo cotidiano.
En este fragmento específico, observamos la ascensión de Remedios, la bella, un personaje cuya presencia en la novela está marcada por la santidad y la pureza, lo que se refleja en la descripción de su vida diaria: libre de pesadillas, sin horarios para comer, y con baños interminables. Este estilo de vida parece apartarse del reino de lo mundano y lo terrenal, lo que presagia su eventual partida de este mundo.
El evento central del pasaje es una imagen potente y simbólica: la sábana blanca que se lleva a Remedios hacia el cielo es tanto una metáfora de la muerte como una representación literal de un milagro. La sábana de bramante, que tradicionalmente se asocia con la pureza y se utiliza para hacer velas de altar y mortajas, aquí se convierte en el vehículo de su ascensión.
La reacción de los personajes es significativa. Amaranta, quien siente un «temblor misterioso» en sus pollerinas, simboliza tal vez la conexión terrenal y la resistencia al cambio o lo inexplicable, mientras que Úrsula, a pesar de su ceguera, es la única que comprende la naturaleza de lo que está sucediendo. Su ceguera puede interpretarse como una metáfora de la clarividencia: la incapacidad de ver con los ojos del cuerpo le permite ver con más claridad la verdad detrás de los acontecimientos misteriosos.
Finalmente, la imagen del vuelo de Remedios se contrasta con la incapacidad de los pájaros de alcanzarla, lo que puede interpretarse como una elevación espiritual que trasciende incluso los límites naturales del mundo. En resumen, este pasaje encapsula la esencia del realismo mágico y la habilidad de García Márquez para transformar lo ordinario en algo extraordinario, y viceversa, invitando al lector a una reflexión sobre la naturaleza de la realidad y la muerte.
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