Ana Iris Simón, la polémica de la contradicción

Empecé a interesarme por esta joven escritora cuando me llegó el video que se ha hecho viral y al que le presté poca atención; me dijeron después que era de Campo de Criptana y este dato suscitó mi interés para leer Feria y conocer su escritura. Consideré que era muy afortunada por haber podido expresar sus ideas sin máscaras, invitada por el presidente del Gobierno ni más ni menos, con toda la franqueza y la sinceridad que le da la edad y las vivencias. Es una suerte vivir en esta España en la que existe la libertad de expresión y nos es posible identificarnos sin miedo.

Más allá de las ideas y de la ideología que respetamos, me voy a centrar en el libro, como diría Umbral, que es lo que he leído con detenimiento, porque Campo de Criptana y La Mancha, ese páramo infinito, me llegan al corazón y me devuelven la memoria con la misma pasión y nostalgia.  La memoria personal y colectiva es imprescindible para construir un presente firme, aunque esté idealizada y con esto corramos el riesgo de la imprecisión y la parcialidad.

Recorrer una geografía hermosa con amplios horizontes y variedad de vientos es una recreación que ensancha el espíritu. El amor a la tierra y a la familia nos ennoblece, da igual el origen social y cultural, tu familia te pertenece en lo más profundo del corazón.

Tendré que llevarte al Cerro de la Virgen y tendré que decirte que esto es la Mancha y que te asomes por el costal que te asomes verás cien kilómetros a la redonda como si los hubiera medido. Bajaremos desde los exvotos y te explicaré lo que es un exvoto y te quedarás un rato en silencio pensando que hay que ver la gente antigua qué cosas tenía, qué cosas tiene, porque sigue habiendo, sigue existiendo la gente antigua y menos mal. Después tendré que contarte que es de esa tierra naranja de donde venimos y tendré que explicarte lo que es un pueblo y te diré como si aquello fuera una teoría irrefutable que el nuestro está atravesado por tres realidades: la ausencia total de relieve, el Quijote y el viento.

El yo narrador autobiográfico da la verosimilitud que se necesita para que la emoción crezca y aumente, aunque a veces se repiten los datos insistentemente para enfatizar y para que no se pierda el hilo del relato a modo de resumen.  El sentimentalismo y la vehemencia pueden cansar. 

El habla local manchega de esa tierra tiene una expresividad que la autora recoge con mucha gracia, a mí particularmente me encanta y en algún libro está recogida con el rigor del filólogo. Los refranes y dichos que reproduce son pura sabiduría, transmisión intergeneracional. Tejer redes de cuidados femeninos, un logro semántico. 

Cuando le cuentes dónde hemos estado y que has aprendido lo que es un exvoto igual te dice que eso son tontás y que eres un alcahuete e igual eso también tendría que explicártelo, que de la misma forma que los esquimales tienen no se cuántas formas de decir nieve, en La Mancha tienen otras tantas de decir alcahuete, todas con su correspondiente matiz: bacín, enrredaor, removeor, apercibiote. La explicación es la misma que en el caso de los esquimales: cuando una realidad está muy presente en un pueblo hay infinitas maneras de nombrarla porque es posible discernir entre infinitos matices y variaciones.

La oralidad es protagonista en el discurso, una oralidad femenina que pasa de un tema a otro con rapidez y remata con la intensidad de la emoción. El fluir constante de la memoria adornada con múltiples detalles y escasa elaboración literaria nos lleva a un tiempo del que se tiene una visión plácida y parcial.

Las fotografías, ahora tan frecuentes en estas publicaciones, tienen el encanto que da la imagen para apoyar al yo que cuenta y sueña, que combina realidad con sentimiento y una infantil interpretación de los hechos que nos acerva a lo vivido y a lo que nos conmueve a la par.

Cualquier tiempo pasado no es mejor, la España de las libertades se ha construido con mucho esfuerzo, la inclusión y el respeto son de los mejores logros de la sociedad plural, democrática y progresista que vivimos. Las mujeres, además de la maternidad, tenemos como personas proyectos que nos hacen más libres, más seguras, más independientes. Mi generación ha protagonizado la superación de una dictadura en la que nada de esto existía y también era difícil conseguir un trabajo estable, tener un piso, un coche y algún electrodoméstico de ayuda doméstica de cuyo nombre no logro acordarme.

Esta joven promesa escribe con pasión, la alabanza del campo y de las costumbres agrícolas nos identifican con el paisaje; es cierto que los contratos temporales y precarios perjudican a los jóvenes que ahora tienen una alta cualificación y sufren las adversidades del abuso de los que están beneficiándose del sistema sin control alguno.  La formación es cada vez mayor y la inestabilidad laboral abunda, esto no hay quien lo niegue. No obstante, el bienestar social y cultural ha mejorado tanto en España que cuesta reconocerla de otros tiempos, afortunadamente.

Tener tanto éxito con un primer libro es un motivo de celebración porque no es fácil, costará superarlo porque a veces amenaza como una alargada sombra. Esperemos que no sea un destello que se disipe con el tiempo. Le deseo a esta paisana, llena de fuerza, alegría y juventud, una larga carrera literaria.    

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