Amor y desamor, de Juan López Martínez

El poemario Amor y desamor, de Juan López Martínez, está compuesto por treinta y nueve poemas divididos en cinco partes: “¿Qué es el amor?”, que comprende siete piezas poéticas; “Experiencias de amor”, compuesto por dieciocho poesías; “El amor por estaciones”, que contiene cinco; “De Zilina a Bratislava”, donde aparecen dos composiciones y “Epílogo”, en el que se suceden siete creaciones.

Antes de iniciar la lectura de la obra, el autor realiza una serie de agradecimientos, tanto profesionales como personales. Así, reconoce la labor de Mestas Ediciones y del ilustrador, Ricardo de Lózar, y dirige un reconocimiento especial a su hijo Juan, a sus amigos y amigas y a Esmeralda, por su apoyo a su trabajo poético. Posteriormente, en el prólogo, el poeta expone su concepción de la poesía y de la vida, junto con la cita de Octavio Paz en la que se da una respuesta literaria a la pregunta que inaugura el poemario. Así, el amor es palabra dicha y callada, última y primera, “sacramento y ceniza”.

Diversas Formas del Amor: Una mirada a las diferentes manifestaciones del sentimiento.

A lo largo de estas páginas, aparece el sentimiento amoroso en sus diversas formas: amor de pareja, amor filial, amor fraternal, amor imposible, amor idealizado. Cada poema recorre alguna de las aristas de este tema constante de la literatura y de la vida, ya que además de cantar al amor de pareja, la poesía nos permite festejar el encuentro con los demás y acercarnos a los otros (“Querida amiga/con la que comentar anhelos”) para compartir sueños, anhelos y proyectos “de amistad y confidencias compartidas”.

En los diversos capítulos, los poemas nos hablan de la sensualidad, de la atracción y del placer que dan lugar al festín de los sentidos (“El deseo lo invita/una fiebre, una dolencia,/un frenesí, una quimera,/un engaño, una condena”). Este sentimiento amoroso, que todo lo inunda, nos descubre desvalidos, buscando la presencia y el calor del amado (“cuerpos que se acercan/ y se encuentran/cuerpos que se añoran”). “Volé hacia tu cuerpo/desnudo y libre/con las alas del deseo” afirma el yo-poético e irrumpe la pasión de dos almas que se buscan y se abrazan en un diálogo corporal y amoroso (“fuera de mí/en tu mente/en tu piel/siendo tú en mí”).

El poeta da respuesta a la pregunta que inaugura el libro y afirma que el amor es ilusión, es don y es un regalo que nos ofrece la Providencia, pero también puede ser condena, dolor y renuncia (“quise quererte/pero no pude”). Amar también encierra tristeza y puede transformarse en una evocación melancólica de lo que jamás llegó a ser, un instante que sólo nos queda en la memoria (“aquel recuerdo/de tu cuerpo negro/entregado a mi alma oscura”). 

La melancolía está presente en los versos de Amor y desamor, porque desde cualquier lugar irrumpe la presencia de la persona amada en la vida del poeta, ya sea “paseando por una playa/del Mediterráneo” o bien en el centro de la ciudad “testigo el Museo del Prado/las torres de los Jerónimos/mirando”. Es esa “ausencia tuya presente” que se instala en la mente y en el corazón desde un rincón de Zilina, Bratislava o Madrid.

En los versos también hay lugar para la muerte del ser amado y el enorme desafío de vivir pese a la pérdida (“sobreviviré/a tu larga ausencia”). Ese inmenso vacío que deja la partida, junto a la orfandad y el dolor, cubre el mundo del yo-poético y de quienes sufren la ausencia (“a la soledad de nuestro hijo/sin su madre”).

“Abandonado”, el último poema del libro, reflexiona sobre la máxima expresión de la entrega amorosa, la muerte de Cristo para la salvación del mundo. Jesús le pregunta al Padre “Eloí, Eloí/lama sabachtaní” y finalmente encomienda su espíritu, porque solo hay resurrección si se sigue el camino del calvario. Con notables referencias a San Juan de la Cruz y a Santa Teresa de Ávila, el autor cierra el poemario con unos versos místicos que ensalzan el amor con mayúscula “Porque el Amor/solo puede amar/sin más”.

Conociendo al autor detrás de la obra.

Juan López Martínez tiene una extensa trayectoria en el mundo educativo. Vocal asesor del Gabinete de la Secretaría de Estado de Educación y Formación Profesional, se ha desempeñado como inspector central de Educación y ha sido subdirector general de Ordenación del Ministerio de Educación de 2004 hasta 2012.

Además, fue director de la revista Nuestra Escuela desde 1990 a 1994 y ha recibido la Encomienda de la Orden de Alfonso X el Sabio que concede S.M. el Rey, la Palma Académica del Gobierno de Francia y la Cruz del Mérito Civil con distintivo Blanco del Ministerio de Defensa.

Entre otros libros de enseñanza y aprendizaje y legislación educativa, ha publicado el poemario No es bueno que el hombre esté solo (2013) y ha participado en varias antologías poéticas: Amor fou (2015); Inmortal amor mortal (2017); Amores de ficción (2018); Imposible no comerse (2019).

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