Comentario lingüístico de un texto humanístico: Irene Vallejo y el poder del lenguaje en el ‘Manifiesto por la Lectura’ – Un análisis detallado

En el vasto panorama de la literatura contemporánea, destaca una voz que resuena con una claridad y elocuencia únicas: Irene Vallejo. Su obra, el ‘Manifiesto por la Lectura’, es más que una simple apología de la literatura; es un testimonio resonante del poder de la palabra y una reflexión profunda sobre su importancia en nuestra sociedad y en la evolución humana. A través de un análisis detallado de este destacado trabajo, exploraremos la maestría lingüística de Vallejo, su excepcional uso de referencias literarias y mitológicas, y la manera en que enfatiza el rol crucial de la imaginación y la creatividad en el avance de la humanidad. Embárcate con nosotros en este viaje literario y descubre la trascendencia del ‘Manifiesto por la Lectura’ de Irene Vallejo, una oda al poder transformador y protector del lenguaje y la narración.

Fragmento de Manifiesto por la lectura, de Irene Vallejo

Había una vez una mujer sola en un territorio peligroso. Menuda y delgada, cada noche debía enfrentarse a una temible amenaza. Pero ella conocía un sortilegio infalible: era capaz de levantar a su alrededor un muro de aire para defenderse. Los sillares de esa muralla invisible eran las palabras. Sus fábulas eran, para todos, un refugio frente al acecho del peligro. 

Es fácil reconocer en ella a la persuasiva Sherezade, pero también a la protagonista de una leyenda nacida en la tradición oral francesa, «La madre de los cuentos», donde una joven aprendía el arte de narrar escuchando el susurro del viento entre los árboles. Al regresar a casa, el embrujo de su voz lograba enmudecer la vara con que, día tras día, la golpeaban. 

La mitología griega nos habló de Odiseo, que recurría a astutos relatos para salvar la vida. También de los versos y los cantos mágicos de Orfeo, que encandilaban a los animales y vencieron a la muerte.

En la ceremonia del Premio Cervantes, Ana María Matute afirmó: «La literatura ha sido, y es, el faro salvador de muchas de mis tormentas». 

En esta confidencia vibran los ecos de una larga andadura de nuestras letras. Ya el Cantar de mío Cid alude a una niña que salvó a su pueblo con la belleza de sus palabras; siglos después, Manuel Machado dedicaría un poema a esa chiquilla tejedora de discursos: 

Una voz de plata y de cristal responde… 

Hay una niña muy débil 

y muy blanca en el umbral. 

Patronio se negaba a dar consejos al conde Lucanor, pero le contaba sabias fábulas para alumbrar su camino. Lázaro de Tormes, nuestro lazarillo, advierte al comienzo de su historia: «Yo oro ni plata no te lo puedo dar». Pero, añade: mis cuentos son «avisos para vivir». En el Quijote, la pastora Marcela defiende su libertad por medio de una vibrante narración. 

Nuestros clásicos nos confían una y otra vez el mismo mensaje con distintas voces: los relatos nos ayudan a sobrevivir. Las palabras son un hechizo cargado de futuro. Somos una especie frágil, particularmente frágil. No estamos adaptados al vuelo o la vida bajo el agua. Nacemos completamente indefensos y nuestra infancia es más prolongada que la de ningún otro animal. Hasta un virus minúsculo nos pone en peligro. Sin embargo, la brisa de una cualidad asombrosa nos ha impulsado hacia un desarrollo inesperado. Esa facultad es nuestra imaginación que, aliada con el lenguaje, nos permite soñar lo inconcebible, colaborar y fortalecernos unas a otros. 

Somos la única especie que explica el mundo con historias, que las desea, las añora y las usa para sanar. Nuestra auténtica fortaleza es creativa. Gracias a la imaginación, hemos inventado el mito de Ícaro y los aviones, el Nautilus y los submarinos, los viajes estelares de Luciano y el Apolo XI. Si los humanos no hubiéramos fabulado con tierras soñadas como El Dorado o con seres mitológicos como las sirenas, no habríamos podido explorar territorios desconocidos ni llegar a la luna, alumbrar la teoría de la relatividad, el automóvil o el ordenador. 

Lo imposible debe ser soñado primero, para algún día hacerlo realidad.

COMENTARIO DE TEXTO

El “Manifiesto por la lectura” de Irene Vallejo es un testimonio elocuente de la importancia y el poder de la palabra. Este fragmento refleja una habilidad maestra en el uso del lenguaje literario, y desde una perspectiva lingüística, es altamente significativo.

Vallejo muestra un uso excepcional de diferentes registros lingüísticos, alternando entre un lenguaje formal y literario y un tono más personal. Esta habilidad se pone de manifiesto en su cita directa de Ana María Matute y en la introducción de personajes icónicos de la literatura como Lázaro de Tormes, lo que proporciona al texto un carácter cercano al lector.

Además, el texto es rico en alusiones y referencias a la mitología y la literatura clásicas. El uso de personajes como Sherezade, Odiseo, Orfeo y Patronio, junto con elementos de la tradición oral y la mitología, otorgan un marco histórico y cultural a su discurso, elevando su argumento a un nivel universal.

La estructura del texto de Irene Vallejo puede dividirse en varias secciones claramente definidas, basadas en el desarrollo temático y las ideas centrales que se despliegan:

    1. Introducción (Primer párrafo): Vallejo introduce la metáfora de las palabras como un “muro de aire” y un “hechizo infalible”, estableciendo el tema principal del texto: el poder de la narración y el lenguaje.

    1. Historia y mitología (Del segundo al cuarto párrafo): Aquí, Vallejo presenta varios ejemplos de personajes míticos y literarios que utilizan la narración y las palabras como medios de defensa o liberación. Incluye figuras como Sherezade, la protagonista de una leyenda francesa, Odiseo y Orfeo.

    1. Literatura española (Del quinto al séptimo párrafo): Vallejo se centra en la tradición literaria española, citando ejemplos de personajes que utilizan la narración como medio de resistencia, como la niña del Cantar de mío Cid, Lázaro de Tormes y la pastora Marcela del Quijote.

    1. Humanidad y lenguaje (Octavo y noveno párrafo): Aquí, Vallejo reflexiona sobre la singularidad de los seres humanos en su uso del lenguaje y la narración. Refuerza su argumento de que las palabras son un “hechizo cargado de futuro”, una herramienta que permite a los humanos imaginar, colaborar y fortalecerse.

    1. Imaginación y creatividad (Del décimo al decimosegundo párrafo): Vallejo destaca la importancia de la imaginación y la creatividad, y cómo estas se han manifestado a través de mitos antiguos y han impulsado los logros científicos y tecnológicos de la humanidad.

En términos generales, el texto de Irene Vallejo presenta una estructura lógica y coherente, comenzando con una introducción del tema principal, seguido de un desarrollo a través de ejemplos y referencias literarias, para finalmente concluir con una reflexión sobre la importancia de la imaginación y la creatividad en la evolución humana. Se trata de un texto humanístico de estructura circular que incluye un fragmento narrativo.

Desde el punto de vista de la retórica, la metáfora es una técnica predominante en su obra. Las palabras son descritas como “sillares de esa muralla invisible” y como “un hechizo cargado de futuro”, lo que aporta un elemento poético al texto y fortalece su argumento sobre el poder transformador y protector del lenguaje y la narración.

Vallejo también utiliza la anáfora, una técnica que consiste en repetir ciertas estructuras o palabras al inicio de frases o secciones. Un ejemplo de esto es la repetición de la frase “Somos la única especie”, que refuerza su argumento sobre la singularidad de los humanos en su uso del lenguaje y la narración.

Además de las técnicas literarias, el texto se fundamenta en argumentos sólidos y numerosos ejemplos históricos y literarios que refuerzan la tesis de que las palabras pueden servir como una forma de resistencia y salvación.

En el “Manifiesto por la lectura” de Irene Vallejo, se utilizan diversos tipos de argumentos para fortalecer su tesis sobre el poder transformador y protector del lenguaje y la narración. Aquí algunos de ellos:

    1. Argumentos de autoridad: Vallejo hace referencias a obras literarias y personajes de autoridad en la literatura y la mitología, como Sherezade, Odiseo, Orfeo, el Cantar de mío Cid, Lázaro de Tormes y la pastora Marcela del Quijote. Al aludir a estos personajes y obras respetadas, ella refuerza su argumento sobre el poder de la narración.

    1. Argumentos por ejemplificación: La autora presenta múltiples ejemplos concretos a lo largo de su texto para ilustrar y apoyar sus puntos. Estos ejemplos provienen tanto de la mitología y la literatura como de la realidad contemporánea.

    1. Argumentos por analogía: Vallejo utiliza analogías y metáforas para hacer que sus argumentos sean más comprensibles y vívidos. Por ejemplo, compara las palabras con “sillares de una muralla invisible” y con “un hechizo cargado de futuro”, lo que nos permite entender su visión del lenguaje como una forma de protección y esperanza.

    1. Argumentos emocionales: El uso por parte de Vallejo de un lenguaje evocador y poético, así como sus reflexiones sobre la humanidad, la imaginación y la creatividad, apelan a las emociones del lector, haciéndolo más propenso a aceptar sus argumentos.

    1. Argumentos lógicos o racionales: Vallejo presenta una serie de declaraciones lógicas sobre la singularidad de los humanos en su uso del lenguaje y la narración, y sobre cómo estos han permitido el progreso y el desarrollo humano.

Estos tipos de argumentos, combinados con un lenguaje literario y un amplio conocimiento de la literatura y la mitología, hacen que el “Manifiesto por la lectura” sea un texto persuasivo y poderoso

Finalmente, en su discurso, Vallejo utiliza un lenguaje abstracto para describir conceptos intangibles como la imaginación y la creatividad, atribuyéndoles un papel fundamental en el progreso de la humanidad.

En conclusión, el “Manifiesto por la lectura” de Irene Vallejo es un tributo poderoso al poder de las palabras y a la importancia de la lectura, sostenido en argumentos sólidos, un lenguaje culto y evocador y una maestría en el uso de técnicas literarias y estilísticas. En este texto, Vallejo demuestra cómo el lenguaje puede ser utilizado no sólo para comunicar, sino también para evocar, persuadir y argumentar, haciendo de su manifiesto un resonante llamado a la valoración del lenguaje y la literatura.

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