Podríamos imaginarnos un partido de fútbol, una partida de ajedrez o de cartas, al igual que cualquier otro juego o las mismas Olimpiadas sin reglas?
“El hombre se desembozó. La mujer, envalentonada, hizo girar la llave de la luz eléctrica, y la lámpara […] alumbró la suntuosa estancia […]. El lecho matrimonial y en una cuna también laqueada […], la criatura fruto de una venturos unión […]Los ojos del hombre […] se posaron en el chiquitín, que ni respiraba.
– Desnúdale ya -ordenó imperiosamente a la mujer-
[…] El hombre había depositado sobre la meridiana de brocado rameado, igual al que vestía la pared, un bulto informe. Era algo envuelto en un raído y pingajoso mantón […]
– Despacha, ¿entiendes?, y avívate, que son las once, y si tus amos les da la manía de volver temprano […]¡Si se recuerdan que han dejado puestas las llaves ..! […]
Ginesa desempañaba y desfajaba al niño de sus amos, que gruñía y lloriqueaba, despertado súbitamente. Ya desnudito […] lo amantó para calmarle.
Del lío abandonado […]salió un vagido confuso. Dentro del cobijo de trapos había otra criatura. Era la queja de su crío, a quien, necesitada, hubo que dejar por un hijo ajeno. Y le tenía entregado a manos indiferentes, sin cuidados criado a biberón sabe Dios cómo, encanijándose tal vez; y el chorro de dulzura que surgía de sus senos era para un chiquillo rico, que podía comprarlo.
Emprendió la otra tarea: la de desnudar a su rorro. Cada prenda que le quitaba, tibia, del calor del corpezuelo, se la ponía al hijo de los señores.
– […] Toma […], toma […], toma ropa de pobres, a ver si te gusta[..]
Terminó el trueque. Miguel se acercó y contempló a su hijo, yacente en la elegante cuna.
– ¡Adiós marqués -murmuró – irónico- pué que argunos haya por el mundo como tú!
– ¡Menuda vía se dará el tunantón – añadió a guisa de comentario Miguel!
(Emilia Pardo Bazán, En el entreacto.)
Emilia Pardo Bazán no hace ninguna valoración moral en este relato. Simplemente, describe el marco donde se desenvuelven las pasiones sin enmascarar, unas situaciones que inspiran los sentimientos más bajos o sublimes del ser humano. Del texto sobresalen tres ideas fundamentales que continúan teniendo vigencia: ¿qué es bueno y qué es malo? ¿Qué entendemos por felicidad? ¿Qué es la libertad? ¿Qué entendemos por justicia? ¿Se puede ser feliz y libre sin ser justo?
La Ética ofrece unas reglas de juego con las que abordar las preguntas formuladas anteriormente desde la responsabilidad y teniendo en cuenta lo que la razón humana puede soportar desde el sentido de la dignidad y la solidaridad.
Es suficiente una mirada a nuestro alrededor, leer la prensa, ver la televisión o movernos a través de las redes sociales para percibir la desorientación y el desencanto existente en nuestra sociedad. El problema puede tener múltiples causas, entre ellas toda una serie de factores políticos, económicos, religiosos y sociales emergentes
contradictorios entre sí en ocasiones, entre otros: el liberalismo individualista, las promesas no cumplidas del colectivismo, el consumo desorbitado, la defensa de la naturaleza y el afán tecnológico, el rechazo a la jerarquía familiar y el surgimiento de nuevos tipos de familias, el deseo y búsqueda del bien y la relativización de lo bueno.
El desempleo y las situaciones económicas actuales conducen de alguna manera al pesimismo y al desánimo. Sin olvidarnos la cultura del dinero, los casos frecuentes de corrupción, los constantes conflictos bélicos, la violencia terrorista o sexual, el deterioro ecológico del planeta o la manipulación de las noticias y la mercantilización de algunos medios de comunicación. Todo ello favorece la falta de ilusión y de confianza.
Ante estas circunstancias, ¿se puede hacer algo en la búsqueda de alguna solución? ¿Se podría conseguir una sociedad más próxima a los derechos humanos y, por lo tanto, al respeto a la dignidad del ser humano?
La ciencia nos enseña qué es la realidad. La técnica nos muestra y explica cómo fabricar cosas. La ética se ocupa de lo qué es “bueno” y “justo” que se haga, para que no sólo decidan los “expertos”. Pero la tarea de la ética no es resolver problemas, sino plantearlos y ofrecer unas reglas de juego con las que responder a las preguntas que nos plantea nuestro entorno científico, tecnológico, político, económico y social.
En todas las culturas y sociedades, el ser humano ha deseado vivir bien y ser feliz y se ha visto obligado a cumplir unas reglas para poder convivir. Dado que han existido múltiples formas de entender el bien y el mal moral, la felicidad y la justicia, se han dado diferentes argumentos para justificar los códigos y prácticas morales: son las propuestas que las teorías éticas o sistemas éticos. En las sociedades primitivas, la justificación fue a través del mito y la religión. En la actualidad parece evidente la necesidad de una constante reflexión ética sobre la moral de nuestras conductas, puesto que queda un largo camino por recorrer hacia la utopía de alcanzar la respuesta justa que la ciencia, la política, la justicia, los medios de comunicación, por ejemplo, requieren.
Por eso, en una sociedad avanzada la filosofía busca el sentido de la existencia humana a través de una justificación racional. Aprender y comprender que las teorías
éticas responden a la necesidad de encontrar un fundamento racional a la conducta humana y al juicio moral, no parece un objetivo descabellado. Como tampoco lo es analizar cómo en el mundo actual la ética también propone teorías que sirven de punto de partida para actuar, pero que deben ser contrastadas con los hechos.
Así pues, creo necesario trabajar en el aula de 4º de Educación Secundaria Obligatoria (ESO), alumnos de 15 a 16 años, actividades de comprensión, de aplicación, de crítica y de creatividad que inviten, desde la amplitud y pluralidad de criterios a analizar y plantear los problemas de nuestra sociedad actual de esa manera responsable que propone la ética y reflexionar sobre ellas desde ese mismo ángulo de la ética.
Por esta razón, la ética contribuiría a que:
– el alumnado aprenda a que la convivencia en sociedad se fundamenta en el respeto mutuo de todas las personas que la constituyen.
– Aprender que la marginación perjudica a la sociedad, dado que disminuye su potencial.
– Analizar algunos conflictos entre tesis antropológicas y éticas diferentes.
– Analizar el pluralismo cultural de las sociedades, identificando las razones en las que se apoyan sus distintos planteamientos de convivencia.
– Adquirir una independencia de criterio y juicio crítico mediante la reflexión, y valorar la adquisición de hábitos de conducta que ayuden a planificar la propia vida.
Entrando en el tema de contenidos y materiales para trabajar con el alumnado, a modo de sugerencia, tal vez habría que ofrecer en primer lugar la posibilidad de que diferencie entre dos significados Ética y Moral. De la misma manera que entre dos significados distinguibles, pero inseparables de la palabra moral: ser una persona de “una moral elevada” y estar “bajo de moral”, “desmoralizado” o qué significa “carecer de fuerza moral”, de carácter”.
Otra pregunta, ¿por qué ser moral? ¿Se puede ser libre sin ser moral?
Otra cuestión, podría decirse importante a tratar, es la diferencia entre moral como deber y valor (ética de los valores) o como aspiración a la felicidad. ¿Dónde poner la felicidad? ¿En el dinero y los valores económicos, en la imagen, en el éxito social?
Otro problema a analizar podría ser el de dejarnos llevar por los instintos o el de irse semejando cada vez más a un aparato humano-tecnológico. ¿Dónde queda la libertad? ¿Qué es?
Otro riesgo de nuestra sociedad, que se podría analizar, es el de la cerrazón moral: la moral individualista, el etnocentrismo y relativismo cultural. Sin olvidarnos de la confusión de Moral con Derecho.
Por otra parte, habría que considerar que el ser humano tiene que hacerse así mismo, pero eso sólo es posible en comunidad, viviendo con el otro como decía Aranguren, y “viviéndose” por él, en él a través de él. “Pensar es fácil. Actuar es difícil”. Actuar siguiendo el pensamiento propio es lo más difícil”. El ser humano se hace así mismo, pero en sociedad, lo que legitima la Autoridad: necesidad de un marco global en el que se desarrollen las relaciones humanas; la relación entre la libertad y la autoridad; quién legitima la Autoridad; qué es el Derecho, qué es la Justicia, ¿garantiza la libertad?
El cómo las principales teorías éticas repercuten en la vida cotidiana, no sería mal tema para una reflexión entre alumnos y alumnas.
De igual manera, sería necesario e imprescindible analizar y reflexionar sobre la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH y su historia o sobre cuáles son problemas mas sobresalientes que nos preocupan en la actualidad y que afectan ala DUDH: el feminismo, las cuestiones de género, el ecologismo, las desigualdades humanas, la precariedad, el derecho al trabajo y a la vivienda digna, el valor moral de la vida humana, el control de los límites de la vida humana, por poner algunos ejemplos.
Parecería importante también, ocuparse del hecho religioso. De la religión se han ido desprendiendo la Moral, el Derecho y la Cultura crítica. Lo cual no quita de que se hable de una moral religiosa. ¿Qué es lo Santo y qué es lo profano? ¿Qué son el mito y el rito, como símbolos de lo Sagrado? La secularización de lo Sagrado ha dado lugar en el orden del tiempo a la Fiesta y en el del espacio al Templo y los lugares sagrados, y en el de la existencia a la Moral religiosa, de la que hablábamos antes. Es sugerente también preguntarse por qué son las teocracias, o por la resistencia al laicismo y la secularización. Como lo es también la comunicación con otras religiones.
Es evidente que la clave del planteamiento didáctico y metodológico de esta asignatura de Educación en Valores Cívicos y Éticos, está en contribuir a que el alumnado desarrolle su capacidad de aprender a aprender y que se formen en las competencias que hagan de ellos ciudadanos y ciudadanas con autonomía, creatividad, competentes en el mundo digital y que se adapten con facilidad a futuros entornos laborales diversos.
Para ello sería aconsejable un enfoque de pedagogía activa y colaborativa. Incluso con cierto toque de gamificación. Tal vez, habría que plantear un conjunto de tareas basadas en la resolución de preguntas o problemas a través de la implicación del alumnado en procesos de investigación, acordes con su edad; desarrollo de actividades de aprendizaje interdisciplinar, centradas en los estudiantes; diseño de proyectos; trabajo colaborativo que fomente el debate crítico, basado en las tecnologías de la información y la comunicación, y aprendizaje basado en problemas reales. Estaríamos hablando de actividades que inviten, dese la amplitud y pluralidad de criterio analizar y plantear los problemas de nuestra sociedad de esa manera responsable, y a reflexionar sobre ellos.
“La naturaleza humana no puede subsistir en modo alguno sin la asociación de individuos, y esta asociación no podría darse nunca sin respeto por las leyes de la equidad y de la justicia.” (HUME, David: Investigación sobre los principios morales).