La Escuela Inclusiva como garantía de atención a la diversidad

Los países que tienen mayor éxito escolar, según todos los informes internacionales de la OCDE, son países que practican políticas educativas inclusivas, que son aquellas que tratan de que nadie se quede en el camino. Porque quien se queda en el camino en sistema educativo tiene muchas probabilidades de quedarse en el camino en la sociedad, es decir, de quedarse excluido.

  • Políticas inclusivas basadas en medidas de atención a la diversidad, para que las diferencias no se conviertan en desigualdades.
  • Políticas que exigen currículos y organizaciones escolares flexibles, basados en soluciones distintas para situaciones diversas.
  • Políticas muy contrarias a los mecanismos de evaluación prematuramente selectivos, que son, de hecho, mecanismos de segregación del alumnado con dificultades de partida.
  • Políticas públicas de segundas y terceras oportunidades para construir desde la Escuela una sociedad plural pero cohesionada, alejada del dualismo y de la desigualdad.
  • Políticas alejadas de la uniformidad de las metodologías, de la uniformidad de los materiales pedagógicos y de la uniformidad de los agrupamientos.

LA ESCUELA HOMOGENEIZADORA NO SIRVE

Porque la Escuela homogeneizadora no sirve para una sociedad plural, multicultural, multilingüística, compleja y heterogénea como la nuestra, ya que el principal resultado de la misma es la exclusión del diferente, al ignorar que entre el alumnado hay diferentes necesidades y expectativas, diferentes estilos y ritmos de aprendizaje, diferentes formas de progreso, diferentes motivaciones e intereses, diferentes capacidades y nivel educativo. Pues no hay nada más discriminatorio que tratar igual a los que son diferentes.

Las políticas educativas inclusivas se caracterizan por medidas concretas como son: escolarización temprana en una educación infantil con un proyecto educativo de cero a seis años, programas de apoyo y refuerzo para los alumnos con problemas de aprendizaje, la atención individualizada de dichos alumnos, programas de diversificación y adaptación curricular a las características del alumnado, el refuerzo de la tutoría, las aulas de inmersión lingüística en castellano para alumnos extranjeros, entre otras.

Este tipo de medidas allí donde se han aplicado, desde la óptica de la atención a la diversidad y la inclusión, han demostrado que son un elemento esencial para la reducción de las desigualdades educativas.

Ello exige un sistema educativo muy perfeccionado en detección temprana de las dificultades del alumnado con problemas de aprendizaje, y, una vez detectadas, la atención personalizada inmediata de las mismas. Es decir, diagnósticos tempranos y atención personalizada en el momento que se detectan las dificultades.

Porque en Educación como en Salud, cuanto más temprano es el diagnóstico, más fácil y menos costoso es el tratamiento y cuanto más tarde descubrimos el problema, más difícil es la superación del mismo y , en todo caso, más costoso y doloroso resulta el tratamiento.