Rastro de Dios

Obra basada en el cuento “Rastro de Dios”, de Montserrat del Amo

Personajes

Rastro de Dios

Arcángel San Miguel

Arcángel San Gabriel

Arcángel San Rafael

Fortaleza de Dios

Santa María

San José

Melchor

Gaspar

Baltasar

Ángeles y pastores del portal de Belén

Los ángeles de Dios están reunidos para preparar la primera Nochebuena del mundo. Todo debía estar listo y por ello el Arcángel San Miguel, que es como el “coordinador” del ejército celestial, tomó la palabra. Todos están atentos a su alrededor excepto un ángel que está sentado al lado de una estrella, apartado del grupo.

Arcángel San Miguel: Queridos hermanos: Los he reunido aquí para darles una gran noticia. Dios, Nuestro Señor, en su infinita bondad, va a enviar a un Salvador a la Tierra. El día se acerca, así que debemos tenerlo todo listo.

Fortaleza de Dios: Miguel, antes del nacimiento del Niño, ¿no tendremos que ir preparando el camino?

Arcángel San Miguel: Sí, Sabiduría de Dios, ya se ha encargado Gabriel de prepararlo todo.

Arcángel San Gabriel: Yo le he visitado a María, le he llevado la buena noticia. Ella será la Madre del Niño y se llamará Jesús.

Fortaleza de Dios: ¿Pero cómo será posible? ¿Acaso la joven está casada?

Arcángel San Gabriel: No hay nada imposible para Dios. María se ha casado con José, un buen hombre que también ha aceptado la voluntad del Altísimo.

Arcángel San Rafael: ¿El joven José, el carpintero? Creo que tenía algunas dudas sobre el matrimonio…

Arcángel San Gabriel: No te preocupes, Rafael. Me he presentado en sueños a José y le expliqué el plan de Dios. José se ha casado con María y juntos esperan la llegada de Jesús.

Fortaleza de Dios: ¡Qué bonito será ese día! Vamos a preparar a los astros para que brillen como nunca.

Arcángel San Miguel: Sí, Fortaleza de Dios. Tú te encargarás de que el sol esté en lo alto, la luna resplandezca y los montes se vistan de fiesta y recuérdale a tu amigo, Providencia de Dios, que se encargue del musgo que estará en la cuna del Niño Jesús.

Arcángel San Rafael: Sería conveniente que el buey y la mula calentaran un poco el portal…

Arcángel San Miguel: Muy buena idea, Rafael ¿Te encargas también de eso, Fortaleza de Dios?

Providencia de Dios: Por supuesto, querido hermano. La mula será gris como la plata y el buey marrón como el chocolate.

Arcángel San Miguel: Ahora viene un trabajo muy importante… Tengo que encargar a un grupo de ángeles una misión muy especial.

Arcángel San Rafael: ¡Cuenta conmigo!

Arcángel San Gabriel: ¡Y conmigo!

Todos: ¡¡Con todos nosotros!!

Arcángel San Miguel: Se trata de formar un coro celestial para avisar a los pastores de Belén que ha nacido el Salvador. Es una tarea difícil, debéis buscar a los pastores por las montañas, no desfallecer y entonar los cantos con voz suave y melodiosa.

Fortaleza de Dios: Yo prepararé las voces. Cantarán con tanta ternura y belleza que los pastores se llenarán de amor y felicidad. Y guiaré a los ángeles para que atraviesen valles, montes y ríos y lleguen a todos los rincones de la Tierra.

Arcángel San Miguel: Muy bien, querido hermanos. Todo está preparado. Ya sabes lo que tienes que hacer. Vamos a prepararnos para el gran día. 

Los ángeles se fueron. Solo quedó en un rincón, un angelito solitario. Al verlo, Fortaleza de Dios, que se había quedado el último, se acercó a él.

Fortaleza de Dios: ¡Hola! ¿Pero qué haces aquí? ¿No tienes nada que hacer para el gran día que se acerca?

Rastro de Dios: No, Fortaleza de Dios. San Miguel no me ha dado ninguna tarea… Ya ves, por eso me dicen “el Sentao”, porque siempre estoy aquí, sentado… Sin saber qué hacer… Además, yo no valgo para nada… Ni siquiera sé volar.

Fortaleza de Dios: Vamos, Sentao… No digas eso. Todos somos importantes. Seguramente hay algo que tendrás que realizar y solo tú serás quién deba hacerlo…

Rastro de Dios: Desde el principio de los tiempos estoy cuidando esta estrella… Es una estrella que nunca ha subido al firmamento pero que cada día brilla con más luz. Ese es mi trabajo, por eso estoy aquí, sentado, como mi estrella.

Otro ángel aparece muy nervioso.

Arcángel San Rafael: ¡¡Hola, Sentao!! ¡¡Fortaleza de Dios!! ¿Qué tal estáis? 

Rastro de Dios: ¿Qué te pasa, Rafael? Hoy te veo un poco alterado.

San Rafael: Es que tenemos un gran problema. Se nos ha olvidado una tarea de enorme importancia en el nacimiento de Jesús.

Fortaleza de Dios: ¡Eso es imposible! Miguel tenía todo apuntado, Gabriel le avisó a María, fue a ver en sueños a José, el coro de ángeles está en marcha… Todo está a punto.

Arcángel San Rafael: Pues falta algo… Una cosa fundamental para que la Buena Noticia llegue al mundo entero… 

Rastro de Dios: Espero que lo encuentres pronto. Voy a preguntar a los ángeles si precisan ayuda con el coro.

Rastro de Dios se va con la estrella. 

Fortaleza de Dios: ¿Pero de qué se trata? Todo parece que está listo.

Arcángel San Rafael: ¡Tengo que encontrar una estrella! Pero no es una estrella cualquiera, es una estrella especial, la más brillante y bonita que haya existido nunca…

Fortaleza de Dios: Podemos hablar con uno de los ángeles que más sabe del firmamento, Belleza de Dios. Conoce cada astro, cada planeta… Sabrá decirte cuál es la mejor…

Arcángel San Rafael: No puede ser una estrella que esté en el universo. Es una estrella especial, única. 

Fortaleza de Dios: ¿Una estrella especial? ¿Y para qué se la necesita?

Arcángel San Rafael: Es la estrella que está hecha para anunciar a los Reyes Magos el Nacimiento del Niño Jesús… 

Fortaleza de Dios: ¡¡Claro, los Magos de Oriente!! Los Santos Reyes que adorarán al Niño en el portal… Según tengo entendido, debería tenerla un ángel bajo su protección… 

Arcángel San Rafael: ¿Un ángel, dices? ¿Una estrella que no se ha utilizado? ¡¡Claro, el Sentao!! 

Fortaleza de Dios: ¿El Sentao tiene la estrella de Belén? ¡¡Hay que llamarlo con urgencia!!

Arcángel San Rafael: Pero no podemos decirle “el Sentao”… Tenemos que acordarnos de cómo se llama… ¿Y se preguntamos a Gabriel o a Miguel?  Ellos tienen que acordarse… ¿Cómo era su nombre?

En ese momento aparecen Miguel y Gabriel.

Arcángel San Rafael: ¡¡Menos mal que os encuentro!! Hemos olvidado algo muy importante para la Nochebuena…

Arcángel San Miguel: ¡¡Imposible!! He revisado paso a paso cada momento…

Fortaleza de Dios: Pues revisa bien tu lista, Miguel… Rafael está nervioso porque falta algo.

Arcángel San Gabriel: Por el coro no os preocupéis. Cantan maravillosamente… Todo estará perfecto.

Fortaleza de Dios: Miguel, necesitamos al Sentao… Es urgente.

Arcángel San Miguel: ¿Al Sentao? Estará con los demás en el coro.

Fortaleza de Dios: No, no está con los demás ángeles.

Arcángel San Miguel: ¿Pero para qué lo necesitamos?

Fortaleza de Dios: El Sentao siempre está con una estrella. La cuida, la protege… Pues esa estrella es la que deberá conducir a los Reyes Magos al portal… El Sentao ha cuidado, desde el inicio de los tiempos, a la estrella de Belén.

Arcángel San Miguel: ¡¡La estrella para los Magos de Oriente!! ¿Cómo pude haberlo olvidado? No hay tiempo que perder ¡¡Llamemos al Sentao!!

Fortaleza de Dios: Pero ese ángel tendrá un nombre… ¡No podemos llamarlo así!

Arcángel San Miguel: Es que no lo recuerdo… Como siempre está sentado, con la estrella… Hace siglos que no pronuncio su nombre verdadero.

Arcángel San Rafael: ¿Por qué no llamamos a Providencia de Dios, quizás se acuerde del nombre… O a Fortaleza de Dios, que suele conversar con él de nube a nube…

Se van Rafael y Gabriel. Fortaleza de Dios y Miguel ponen cara de preocupación y comentan que no recuerdan el nombre. Gabriel y Rafael vuelven.

Arcángel San Gabriel: ¡¡El nombre del Sentao!! Nadie lo recuerda bien… El apellido es “De Dios”.

Fortaleza de Dios: ¡¡Gabriel, por favor!! Todos llevamos el mismo apellido… Yo creo que era algo así como “Camino de Dios”…

Arcángel San Miguel: No, ése es el ángel que va a acompañar a Juan el Bautista…

Fortaleza de Dios: Si no era “Camino de Dios” era “Huella de Dios”…

Arcángel San Rafael: No, ése es el ángel que acompañó a Moisés por el desierto, hasta la Tierra Prometida…

Fortaleza de Dios: Huella, camino… (piensa y se le ilumina el rostro) ¡¡¡Rastro de Dios!!! ¡¡¡El ángel se llama Rastro de Dios!!!

Arcángel San Miguel: Claro, Dios le puso ese nombre porque los Reyes Magos deben seguir su Rastro para llegar al portal…

Arcángel San Rafael: No perdamos más tiempo. Vamos a buscarlo.

Se van todos a su encuentro. 

Fortaleza de Dios: Habrá que enseñarle a volar…

Arcángel San Rafael: Deberemos mostrar el sendero…

Arcángel San Miguel: Tendríamos que adornar la estrella, para que brille más que ninguna…

Los arcángeles y Fortaleza de Dios llegan con Rastro de Dios, siempre con su estrella.

Arcángel San Miguel: Rastro de Dios, te hemos llamado porque tenemos una misión importante para ti.

Rastro de Dios (asombrado): ¿Para mí? ¿Y de qué se trata?

Arcángel San Rafael: Tienes una tarea de vital importancia para la Nochebuena

Arcángel San Gabriel: Tu función será de las más importantes del mundo… Y tu empresa será recordada eternamente.

Rastro de Dios: ¿Qué debo hacer?

Arcángel San Miguel: Serás el encargado de conducir una estrella que guiará a los Santos Reyes al portal de Belén.

Rastro de Dios se siente apabullado, mira a todos sin comprender.

Arcángel San Gabriel: Escucha, Rastro de Dios: esa estrella que tú guardas está hecha para anunciar el Nacimiento del Niño Jesús. Tienes que marcharte a Oriente llevando la estrella. Fortaleza de Dios te dirá cómo debes llevarla; Belleza de Dios te orientará con el trazo de la luz, para que sea precioso y Providencia de Dios te ayudará a que llegues al portal.

Rastro de Dios: (Con tristeza) No podré hacerlo… Yo no sé volar…

Arcángel San Gabriel: Nada es imposible para Dios.

Una luz hermosa iluminó a Rastro de Dios que se levantó, tomó a la estrella y le dijo, mirando al cielo.

Rastro de Dios: Señor, haré todo lo que esté en mi mano para los Reyes lleguen a adorar al Niño. 

Rastro de Dios comenzó a andar, primero lentamente, con la estrella en la mano, y luego más rápido, hasta que perdió por la escena.

Arcángel San Miguel: Vámonos, hermanos, la hora se acerca.

Los ángeles se van. Aparecen los Reyes Magos.

Melchor: Queridos amigos, mis mapas y mis consejeros me indicaron la fecha aproximada, pero no sé si estamos en el buen camino…

Gaspar: Mis cálculos coinciden con los tuyos, Melchor, pero deberíamos tener alguna señal…

Baltasar: Gaspar, Melchor, el astrónomo del reino me dijo que un haz de luz nos marcará el camino… Debemos tener fe y esperar la señal…

Los Reyes siguen andando…

Melchor: Me ha parecido escuchar una música.

Gaspar: No he oído nada… ¿Y si nuestros consejeros fallaron? ¿Si se equivocaron de fecha, o de lugar?

Baltasar: El Rey de Reyes está por llegar… Lo sé, lo presiento. 

Rastro de Dios, a lo lejos, se asoma con la estrella.

Baltasar: ¡Mirad! ¡La señal! ¡Ha nacido el Rey de los judíos!

Melchor: No la perdamos de vista ¡Es la luz que nos lleva al Hijo de Dios!

Gaspar: Es la estrella más hermosa que han visto mis ojos.

Los Reyes siguen a la estrella, que los conduce guiada por Rastro de Dios. Se van de escena. Se oscurece el escenario y aparecen en escena María, José, el Niño y los pastores. Conducidos por Rastro de Dios, los Reyes se suman a la escena. Se oye el coro de ángeles.