«House of Gucci». MODA Y DECADENCIA

Comenzamos esta serie de » nada mejor que vivir a todas horas en una sala de cine», con esta  primera crítica de la última película del octogenario británico Ridley Scott:  «House of Gucci» (qué maravilla poder trabajar con esa edad, por cierto) , director, entre otras, de la inolvidable: American Gangster.  

Adam Driver, protagonista, con muchos trabajos de alto nivel últimamente, con actuación sobresaliente como monologuista incisivo recientemente en la película Annette (2021), tiene aquí un increíble parecido físico con Maurizio Gucci nieto del fundador de la empresa de moda italiana familiar Gucci, con su 1,88 cm ( recordemos que antes de ser actor, Driver fue marine y sigue implicado en tareas solidarias con bases militares estadounidenses )  y siempre impecablemente ataviado, es un educado, contenido y trabajador empresario  estudiante de Derecho que se enamora de la  joven y ambiciosa  Patrizia Reggiani, ( Lady Gaga) mujer con una infancia llena de dificultades que ayuda en los comienzos a Driver a gestionar las luchas familiares internas entre otros con un excelente e irreconocible Jared Leto, lejos de nuestro querido Joker, pero en otra excelente versión. 

La relación se ve afectada por los contrastes propios de los entornos de Maurizio y Patrizia, perfectamente cristalizada en la escena de la comida en St Moritz  y nos sirve para hacer un repaso a la evolución de los diseños en Gucci, con un Tom Ford que aparece para dar un giro a su identidad que supone un mejora en la finanzas de la empresa junto con la llegada de inversores extranjeros que profesionalizan la marca. 

Cuando Patricia Reggiani se ve alejada de la firma, el ambiente se tensa cada vez más y se torna en multitud de  experiencias perfectos espejos de relaciones tortuosas , venganzas, amenazas, que congelan la mirada del espectador ante las terribles consecuencias que se atisban en todos los frentes de la vida personal y profesional de Maurizio, un excepcional Al Pacino aparece a mitad de metraje y  le da otro salto de calidad a la intensidad emocional ( Qué maravilla de trajes) 

Imprescindible para los interesados por la cultura italiana, la gestión eficiente de las empresas y su profesionalización y los que han cometido errores en la elección de sus compañeros de vida.