De la desnudez que nos viste al dente

El ojo que todo lo esconde o el cuchillo que trocea a los inocentes

el arte y su columna vertebral, la poesía, el grito de lo visible contra la
mendicidad, busque usted su necesaria o innecesaria rentabilidad, de lo
invisible
ese grito hiela al verbo y a sus insondables condicionantes, ese hielo es el
cuerpo: lo vivo en espumosa efervescencia
el alma, el espíritu, el karma, la genética, lo que queda y Es de lo que fue,
no lo vivo, el corazón el estómago el vientre, la ley, masticando del
misterio la desnudez que nos viste al dente, dato, reja, horma… para una
mayor y más huérfana bendición de la esclavitud…


del cuerpo insaciable de lo invisible… la tribuna de Antonino…
buenas tardes a todos los nacidos: a los hoy invisibles, y a los que aquí
estamos

esto sabes
esto alimenta en ti lo indescifrable del hoy:
el origen del mundo?
el grito!
la sed de injusticia!

el poema: el grito

todo lo creado en esa respiración
la última lágrima, la risa

invisibilidad y obediencia


manos y pies del vientre que te escuela beso insaciable del número y la
letra
lágrima del barro, del nunca, del ojo que todo lo esconde: la memoria

el corazón del viento, la soledad


el loco cuerpo de la soledad, la creación, sí,
lo que va del número a la letra y, bailarín, no respira: consiente el
hematoma del tiempo
le dicen amor
es sangre del salón del barro, del grito, del perro que persigue a dios…
en esa cuenta orín rastro toda la belleza que no nos fue dada

¿hablamos de dios o de lo que eso no sea…

de la naturaleza…
del vientre de lo inútil?
la noche como terapia
y la enfermedad como almacén
en el principio fue lo sobrante y el alma lo que el barbero escupe
nada el solar de la bendición
nada el viento en su saborear la ley
arropan: desnudan y persiguen al nacido
¿vivir es maldecir?
¿reír perpetuar la infamia?
todos santos
todos bocados del insaciable asesino
y para no empezar nunca

estos puñales crecen al condenado
y así
el barro el corazón del grito
y la alegría el borrón del hambre…
y contra el tiempo la sed de tus sueños
más allá, la luz:
el claustro de lo sin remedio

(Del poemario insaciable de los muertos )